Voz de un dolor se alzó del camino y visitó la noche,
Trance gimiente por una boca hablaba.
Eran las sombras dondequiera. Mis manos
Apartándolas para mis pasos
Heridos de la impaciencia y el tropiezo
Buscando aquel pedido de persona dolida.
Grito que ensombreció la sombra
Volvió a enfriar el pulsar de mi vida.
Y tropezando con el alma y el paso
No de mi pena, de ajena pena,
Creí afligirme, cuando hallé sangrando
Mi corazón, por mí clamando,
¿Qué desterrado de mi pecho habría?
Porque solo el recuerdo su latido daba
Y solo en el recuerdo mi dolor estaba
Y así desde el camino me llamaba
Y apenas cerca me sintió, acogiose
A mi pecho triunfante como enojado dueño,
Y al instante se dio a clavarme aquel latido;
El latir de su lloro del dolor del recuerdo.
Y hoy desterrarlo de nuevo ya no quiero.
Que ese dolor es el dolor que quiero.
Es ella,
Y soy tan solo ese dolor, soy ella,
Soy su ausencia, soy lo que está solo de ella;
Mi corazón mejor que yo lo ordena.
Pequeño comentario
Cuando el dolor fíngese ajeno
Si el dolor se finge como ajeno es que se lo pone en el otro, en cambio de pensarlo como propio!!
Un dolor fingido
Convertido en ficción, fantasma. ...
El sujeto se desprende de lo real para vivir de la ficción de lo que le pasa a los demás
Me parece que en el místico el dolor del Otro se hace propio sin ninguna ficción.
Ningun fantasma cubre el desgarro del ser! (Lacan plantea la diferencia en Angelus Silesius entre la experiencia mistica y la enmarcada en un fantasma escópico, pero agregaría un fantasma delirante!)
Aquí se trata del dolor:
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que verdaderamente siente
Esto nos dice Pessoa. Se finge el dolor que en verdad se siente?
En el desarrollo del poema aparece justamente una ascesis por la cual ese dolor ajeno y de ficción se hace propio, muy propio!
Es que el dolor ajeno es algo que se trasmite como una llamarada de sujeto a sujeto
Es un dolor que surge del camino! En el camino del hablante esta el dolor. Es decir que mas allá de los otros con los cuales podemos vivenciar el dolor, este pertenece al devenir del ser.
Hay un punto crucial en el poema donde Macedonio Fernández dice:
Creí afligirme, cuando hallé sangrando
Mi corazón, por mí clamando,
¿Qué desterrado de mi pecho habría?
Es decir hay un momento donde un pedazo de cuerpo propio aparece en el campo del Otro. Esto trae una extrañeza cognoscente.
Ese dolor revela la verdad de la ausencia irreparable del propio hablante en tanto Otro.
La experiencia de una perdida irreparable del Otro ocupa el mismo lugar que una perdida irreparable del lado del sujeto.
Dice Macedonio mostrando el punto del goce del dolor de ex-sistir:
Y hoy desterrarlo de nuevo ya no quiero.
Que ese dolor es el dolor que quiero.
Ernesto Perez
Si el dolor se finge como ajeno es que se lo pone en el otro, en cambio de pensarlo como propio!!
Un dolor fingido
Convertido en ficción, fantasma. ...
El sujeto se desprende de lo real para vivir de la ficción de lo que le pasa a los demás
Me parece que en el místico el dolor del Otro se hace propio sin ninguna ficción.
Ningun fantasma cubre el desgarro del ser! (Lacan plantea la diferencia en Angelus Silesius entre la experiencia mistica y la enmarcada en un fantasma escópico, pero agregaría un fantasma delirante!)
Aquí se trata del dolor:
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que verdaderamente siente
Esto nos dice Pessoa. Se finge el dolor que en verdad se siente?
En el desarrollo del poema aparece justamente una ascesis por la cual ese dolor ajeno y de ficción se hace propio, muy propio!
Es que el dolor ajeno es algo que se trasmite como una llamarada de sujeto a sujeto
Es un dolor que surge del camino! En el camino del hablante esta el dolor. Es decir que mas allá de los otros con los cuales podemos vivenciar el dolor, este pertenece al devenir del ser.
Hay un punto crucial en el poema donde Macedonio Fernández dice:
Creí afligirme, cuando hallé sangrando
Mi corazón, por mí clamando,
¿Qué desterrado de mi pecho habría?
Es decir hay un momento donde un pedazo de cuerpo propio aparece en el campo del Otro. Esto trae una extrañeza cognoscente.
Ese dolor revela la verdad de la ausencia irreparable del propio hablante en tanto Otro.
La experiencia de una perdida irreparable del Otro ocupa el mismo lugar que una perdida irreparable del lado del sujeto.
Dice Macedonio mostrando el punto del goce del dolor de ex-sistir:
Y hoy desterrarlo de nuevo ya no quiero.
Que ese dolor es el dolor que quiero.
Ernesto Perez
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