LITERATURA Y PSICOANALISIS
(analisis de Echeverria a Rosemacher)
Comenzaremos diciendo que “El matadero” es una metáfora del sistema político
ejercido por Juan Manuel Rosas, y que narró Esteban Echeverría.
“Cochecito”
de Germán Rozenmacher de 1967 simboliza la realidad de esos años. Épocas muy
distintas son puestas en consideración.
Dos caudillos son evocados en ambos
cuentos: en uno Rosas personifica los ideales de los más pobres, lo mismo ocurre
con Perón en el cuento de Rozenmacher. En un caso el líder está en el poder y en
el otro en el exilio.
El diálogo de las letras con una realidad política y
social que refleja no es mecánico, porque el artista en su hacer con la lengua,
inscribe lo que desborda, al representar objetos de goce prohibidos, pero al
mismo tiempo crea el marco para que ese real sea posible, excluyendo e
incluyendo a la vez lo inasimilable.
Pensamos que de la violencia por
ideales románticos o autóctonos, pasamos a la violencia donde los ideales son
cada vez más lejanos prefigurando esa violencia sin ideales, sin sentido y a
puro cinismo que caracteriza este horror contemporáneo.
Los gauchos y los
negros que apoyaban al caudillo expresan la violencia y la barbarie del
matadero. Los grupos de la resistencia peronista representan en Cochecito, la
violencia revolucionaria de los años 60 y 70.
Se combinan escenas grotescas y
violentas de un intenso realismo entre las que destacamos el niño degollado, la
matanza del toro, la tortura del joven unitario y el ambiente vulgar, donde
cuerpos bestias y apetitos se mezclan en forma dionisíaca.
La matanza del
toro prefigura la tortura y muerte del unitario En un ambiente de terror y
violencia del cual no hay escape, solamente se aceptan “machos”, no hay sitio
para hombres sensibles como el unitario, símbolo del humanismo
romántico.
En principio nos llamó la atención cómo está ubicado este
texto en nuestra literatura: “Texto polémico porque es ficción y/o realidad”,
“Inaugura anticipadamente el realismo en nuestras letras”, pero lo más
sorprendente es lo que arrastró como censura en un discurso
fundacional.
Nunca sabremos las causas por las cuales Echeverría nunca
publicó El Matadero. Pero el juicio póstumo de Gutiérrez sobre su “desnudo
realismo”, brinda un indicio de las razones de la autocensura que Echeverría se
impuso y de los posibles rechazos que hubiera suscitado.
Nosotros nos
preguntamos sobre este “desnudo realismo que forzaba las preceptivas del
romanticismo”. No sabemos si Echeverría ignoraba que Matasiete fue el nombre de
un importante triunfo de las armas de la independencia en Venezuela, pero si
podemos decir, que en él el discurso americanista queda elidido.
Así los
llamados géneros son formas de gozar de, por y hacia la lengua, donde objetos
censurados se ponen en juego en distintos fantasmas, anudando
subjetividades.
En este caso el fantasma sádico y canibalístico, que muestra
el matadero es intolerable, al igual que el fantasma de sometimiento del
varón.
Este fantasma sacrificial va aparecer largamente, primero el indio y
el negro, luego el gaucho federal, mas tarde, el inmigrante y el cabecita negra
de alguna manera encarnan.
“Gaucho” ha sido una de las formas en que la
cultura urbana del siglo XIX intentó capturar un sujeto colectivo que casi
siempre queda afuera. Son los bárbaros que se oponen a la civilización. Gaucho
es el malhechor, es una sospecha que necesita ser explicada. A través de sus
letrados, se definen dos grandes figuras: gaucho patriota y gaucho malo,
redundancia en el esfuerzo por crear una identidad.
Así se cifran gran parte
de las polémicas que acompañan la constitución del estado y de la literatura
nacional. Los escritores participan del desafío mostrando sus destrezas y sus
debilidades: la fascinación por el enemigo, la didáctica ejercida a través del
rebelde, la épica de la domesticación, el regodeo o la reticencia en los relatos
de las hazañas de la barbarie.
Así El matadero trae los significantes que son
caros a nuestra lengua, la carne y su goce en destripar, cuchillo, sangre,
apetitos, y son los caudillos, los guapos, que por su agresividad, van a ir
definiendo el mapa de una época, que marcará a fuego lo que se va a
repetir.
“-¡Aquí están los huevos!-Y sacando
de la barriga del animal y mostrándolos a los espectadores exhibió dos enormes
testículos, signo inequívoco de su dignidad de toro por su indomable fiereza. La
risa y la charla fue grande.”Masculinidad, poder y violencia
están en relación y en constante necesidad de ser revalidados, para no caer en
la castración, la humillación y la indignidad.
“...a llorar a gritos como yo de chico. Y aguanto
cualquier cosa menos que vos llores como cuando vi en un potrero como unos pibes
más grandes capaban a un gato con una gomita y la niñez murió para siempre y así
me sentí”, relata a su vez el protagonista de Cochecito.
En los
dos textos el poder del machismo es un valor que se sostiene con un fantasma
siempre latente de castración y muerte.
Momentos donde el poder sobre los
cuerpos hace sentir su vasallaje. Momento donde el odio de las víctimas hace
sentir la violencia de la venganza.
Desde sus orígenes, la literatura
Argentina estuvo signada por la violencia. El matadero, condensa el terror en la
lengua, el cuerpo y las ideas, que recorrerá gran parte de las letras y la
historia nacional. “...quedó atado en cruz y
empezaron la obra de desnudarlo. Entonces un torrente de sangre brotó
borbolloneando de la boca”.
Cochecito es otro momento de la
literatura Argentina, los sesenta, donde se imponen nuevas formas, nuevas
temáticas que configuran un punto de partida inédito para el realismo. Se ha
dicho más consistente, mas comprometido y militante, pero debemos decir que
además, el realismo de Rozenmacher se manifiesta como autorreflexión,
soliloquio, y a veces en dialogo interior, hay mezcla de distintas voces y una
polifonía de discursos que acentúan la complejidad y riqueza del relato.
El
grotesco ácido y sórdido de su obra nos recuerda a Arlt, donde los personajes
solitarios, desolados, desesperanzados y sin ningún ideal, ironizan sobre los
espejismos vanos de los hombres integrados en una sociedad que los
rechaza.
Personajes en pugna constante por reivindicar lo bajo, lo pobre y la
negritud. Aparecen estos aspectos rechazados de cada uno, en una dialéctica
autodestructiva que va dejando muertos, dedos, pulmones, ojos y sangre en el
camino y no logra un reconocimiento de sí.
En Echeverría lo bueno y lo malo
están bien delimitados, en Rozenmacher aparece lo malo éxtimo (que es exterior e
interior a la vez)
“...porque hoy este y
mañana cualquier otro llevándome por delante porque ando mal vestido y soy medio
morocho y a quien le hablás así negro roñoso le dije apuntándolo con la 38 lo
llevé al baño y cómo temblaba y vos como si nada recorriendo nuestros efímeros
dominios de living y dormitorio y le dije abrí la canilla y después lavate a ver
si se te aclara el color”.Hay un tratamiento de la violencia de
esa época donde esta muy bien reflejada la resistencia peronista luego del golpe
militar que derroca a Perón. Un gobierno que había retomado viejas banderas
nacionalistas, autóctonas en defensa de los humildes.
Luego del derrocamiento
ocurren los fusilamientos y el peronismo retoma las banderas de lucha.
Pero
esa violencia adquiere poco a poco en el cuento un matiz de sin sentido. Los
personajes están en guerra dentro del mismo grupo en un todos contra todos y
esos ideales están cada vez mas lejos como el “Hombre”exiliado y “una revolución
que nunca llegará”.
“-Mirá pibe. Lo único
que sé es que el Viejo las sabe todas, no por algo les rompió una vez el siete.
Él pone cara de póker, avanza, retrocede, juega al ajedrez y espera para dar el
tajo final.
-Pero esta lejos.”Esa violencia es por momentos
cínica porque solo sirve para fines individualistas y a veces espurios.
“...y como le digo a Portoni me abro y solo me afané
un traje para la luna de miel y me quedé con algo para gastos chicos nomás, para
ir tirando y mirá que cuesta no tomarle el gustito, petisa, a la plata
fácil”Mezcla de insatisfacción, resentimiento, machismo, coraje
hasta el límite y odio a sí mismo, nuestro personaje va circulando lleno de
dudas entre un amor que degrada constantemente y que no puede aceptar, porque
quedaría como boludo y traidor, y sus ideales revolucionarios que a veces piensa
que son irrealizables. “...ahora que pasó el tiempo me di cuenta que Buenos
Aires nunca arderá”.
Persiste una vorágine en la narración que nos lleva
aceleradamente a perdernos en un tiempo que es a veces envolvente, a veces
circular y en torbellino pero siempre tiene esa urgencia de lo
inexorable.
O sea, esta odisea entre los que se asumen como víctimas y
claman vengarse para sacrificar a otro, y aquellos que la historia los coloca en
victimarios, muestra las posiciones sexuales de un drama humano no resuelto, un
machismo nunca terminado, y siempre a punto de reaparecer. El ideal fálico debe
ser revalidado en un más... más... y más que no tiene fin.
Podemos decir que
si El Matadero es representación de la carnicería humana por ideales en pugna en
un momento donde el estado nacional no esta constituido, Cochecito lo es de una
carnicería donde los ideales se van desdibujando, y se hallan cada vez más
distantes. Entonces el cinismo comienza a aparecer como alternativa, en un
momento histórico que marca el inicio de la disolución del estado con los
distintos golpes militares, y va instalando en la Argentina el capitalismo que
globaliza la segregación.
Texto presentado
en Autopistas de la Palabra en la Biblioteca Nacional
Subjetividad de la Época
Subjetividad de la Época
Ernesto Perez
"No hay otro tiempo que el que nos ha tocado"
Serrat
Significantes Amos que nos determinan. Que nos arrastran a una forma de gozar es decir de sufrir.
¿ideologías?: las ideas de la conciencia individual y del imaginario social,
¿los episteme?: conocimientos que los filósofos marcan como el filo de lo discontinuo en un período.
Mentalidades que la historia construye en un momento dado. Aquello que permanece y perdura en un tiempo y que conforman una época, del griego "epéchein": lo que continua, lo que persiste...
Pero " es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es por ende, en ese sentido, inactual; pero justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros.” Giogio Agamben
Morir es un arte,
como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
Silvia Plath
Ernesto Perez
"No hay otro tiempo que el que nos ha tocado"
Serrat
Significantes Amos que nos determinan. Que nos arrastran a una forma de gozar es decir de sufrir.
¿ideologías?: las ideas de la conciencia individual y del imaginario social,
¿los episteme?: conocimientos que los filósofos marcan como el filo de lo discontinuo en un período.
Mentalidades que la historia construye en un momento dado. Aquello que permanece y perdura en un tiempo y que conforman una época, del griego "epéchein": lo que continua, lo que persiste...
Pero " es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es por ende, en ese sentido, inactual; pero justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros.” Giogio Agamben
Morir es un arte,
como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
Silvia Plath
No hay comentarios:
Publicar un comentario