Introducción a una lectura de Kant con Sade de Jaques Lacan
Nunca se insistirá suficientemente en que, la experiencia sadiana
implica una experiencia de sacrificio, sino se entiende el esfuerzo tremendo de
Sade de hacer existir el goce del Otro y ponerse a su servicio.
La palabra misma sadismo, es la marca en la lengua, del sacrificio que
se hizo con Sade. Fue Krafft Ebbing en la Psicopathia sexualis de 1865 quien lo
estampa: “sádico: categoria de perverso que busca el placer por el dolor”. Es
por esta vía la del dolor, como el goce sadiano se emparenta al goce de los
místicos, aunque habria que diferenciar el goce en el marco del fantasma fálico
del goce femenino mas allá que en muchos casos la distinción sea difícil.
(El caso de Angelus Silesus)
Pero no es solo esta clasificación prematura en relación al discurso
freudiano lo que va a ser lo importante a retener de esta obra que marco la
lengua y la cultura, sino como el sádico es un trabajador del sexo, es un
trabajador sacrificado al goce insensato del Otro. Por esto Jaques Lacan
escribe Kant con Sade y relaciona la crítica de la Razón Práctica con la
filosofía del tocador a través de un movimiento donde la ciencia corrige la
ética de una época: Se puede estar bien en el mal y este fue el escándalo.
Nosotros vamos a intentar hacer un acercamiento a esta juntura, esta relación entre Kant, Sade y el
psicoanálisis.
Así , un filósofo como Kant cuya vida carece de acontecimientos
dramáticos y de pasiones, con pocos afectos y amistades, que dedicó su vida al
pensamiento, especialmente en referencia a la moral y a la religión, es puesto
en relación con un escritor , como el “divino marques” , “que imprimió a la
lengua con su estilo”, con una vida llena de emociones y persecuciones, que
conoció la cárcel (la mitad de su vida) y la abominación y que en su
pensamiento critica a la moral y a la
religión sin concesiones.
Nos podemos preguntar cual es el punto en común:
El pensamiento de Sade es una guía para la acción; para Kant la
filosofía es de la razón práctica. Ambos fundan su religión desde la moral y no
al revés, y la moral no se sostiene de ningún Dios sino del accionar del propio
sujeto.
En la época donde despunta la física, también despunta una ética que
plantea-- y aquí ambos son pioneros-- que se puede “estar bien en el mal” y que
rompe con toda una tradición aristotélica-cristiana donde solamente se podía
“estar bien en el bien”.
“Por eso, al situarse en el registro puro y simple del placer, la ética
encalla y por eso muy legítimamente, Kant objeta que el soberano “bien” no
puede ser concebido en modo alguno como la infinitización de un pequeño bien
cualquiera. Pues no existe Ley posible (ningún Universal) por dar, de lo que
puede ser el bien de los objetos.
El soberano bien, suponiendo que este término que engendra confusión ha
de ser mantenido, no puede encontrarse más que a nivel de la Ley...”
Allí donde Kant plantea su imperativo categórico: " Obra sólo según aquella máxima por la cual
puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal", allí
Sade plantea una Voluntad de goce:" "Tengo derecho a gozar de tu cuerpo, puede decirme quienquiera, y
ese derecho lo ejerceré sin que ningún límite me detenga en el capricho de las
exacciones"
Tanto Kant como Sade se proponen una máxima
que implica el sacrificio del objeto. Kant para alcanzar el Soberano bien que
se identifica con la verdad y en Sade para alcanzar el Goce del Otro. En ambos
casos se trata de la ascesis a un imposible donde se juega el sacrificio.
El punto es que Sade da la verdad de la Ley moral
kantiana...eso es lo que nos dice Lacan que la Ley moral lleva al sacrificio
del objeto amado y por lo tanto se trata
de la ley sadiana.
Lacan
al final del seminario 11, habla del fenómeno nazi y plantea que para
entenderlo tenemos a Kant, con su Ley moral que por el supremo bien se llega al
sacrificio. Y en esto nos dice que Sade completa la formula: porque la Ley
moral ordena gozar-
Cuando Sade les pide a los franceses un esfuerzo más para ser republicanos, les pide que el cuerpo, debe ser cosa pública, mercancía, objeto a gozar según el capricho de quien sea.
Cuando Sade les pide a los franceses un esfuerzo más para ser republicanos, les pide que el cuerpo, debe ser cosa pública, mercancía, objeto a gozar según el capricho de quien sea.
ERNESTO PEREZ
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