Psicoanalisis y Literatura: Puig con Pizarnic
El Psicoanálisis con Lacan
descubre que se escucha lo que se lee. El psicoanalista lee el texto de lo que
se dice. Por lo tanto interpretar es un acto de escritura. El analista se nutre
de la función poética del lenguaje lo que las palabras acarrean de la lengua, un
real que desborda. Son los equívocos propios de cada una. Lo escrito rescata las
marcas y fantasmas de un cristal significante que cubre un agujero imposible de
decir.
Si Lacan pensó al inconciente estructurado como un lenguaje, Puig
decía que estaba estructurado como un folletín. Es que la verdad para él corre
entre los chismes de mujeres y en las intrigas de los novelones. Puig decía
también, que uno de sus modelos discursivos era Freud, no solamente para agradar
a los freudomarxistas, sino porque Freud tal vez sea el iniciador de la novela
moderna a través de sus historiales. Hay un parentesco entre Dora de Freud y
Nené de Puig en boquitas pintadas.
“Ella se desnuda en el paraíso
de
su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene
miedo de no saber nombrar
lo que no existe”
Este poema nos hace
recordar que Lacan define el inconciente como estructurado como un lenguaje
pero, rodeando un vacío. Pizarnik es una obsesionada por nombrar ese
innombrable.
El ser parlante paga un precio por su acceso al lenguaje, una
libra de carne perdida para siempre. Al navegar en la lengua para acercar algo
del real que nos habita como hablantes, el escritor nada y naufraga en su
tormenta, como lo hace cualquier hablante ser a través de su locura de vivir,
pero el escritor deja huellas de este drama en sus escritos.
En un
encuentro fecundo entre literatura y psicoanálisis, Joyce ante la grave
enfermedad mental de su hija, va con los escritos de ésta a decirle a Jung que
ella escribía como él:
-“Allí donde usted nada, ella se ahoga”-le contesta
Jung, para explicar la diferencia. Diferencia que marca ese lugar donde el
cuerpo hace nudo con el lenguaje sosteniendo o no al sujeto.
El psicoanálisis
puede seguir a través de las letras de un escritor las huellas que este ha
dejado en su forma de nadar en la lengua, en sus sostenes y donde se
ahoga.
Puig nada en su folletín, Pizarnik se ahoga en su
poesía.
Escritores contemporáneos, ambos rebeldes a su época, ajenos
también a identificarse con las corrientes políticas que convulsionaban sus
tiempos.
“Yo admiro mucho a los movimientos de liberación gay pero creo
en la integración y pienso que hay que hacer una propuesta más radical: negar el
sexo como signo de identidad. Yo he tenido conflictos muy graves con la cultura
gay, pero creo que es un hecho necesario porque estamos en un estado de
transición. … en Estados Unidos a las minorías se las calma así, formando un
ghetto. Y es el ghetto lo que a mí no me parece bien”. Puig. Crisis No
41.
Cercanos ambos al psicoanálisis, al surrealismo, al pop, son
representantes fecundos de esos tiempos. Cuando Puig escribe “Boquitas pintadas”
en 1968, Pizarnik ya escribió “La condesa sangrienta” y está en un punto de
quiebre de su escritura y de su vida.
“Apenas advirtió que yo no iba a
condenar su homosexualidad… me confió su desesperado amor por un obrero —soy una
mujer que sufre mucho---me dijo----si pudiera, cambiaría todo lo que voy a
escribir por la felicidad de esperar a mi hombre en el zaguán de la casa, con
los rulos hechos, mi sueño es un amor puro, pero ya ves estoy condenada a los
amores impuros” Tomas Eloy Martínez. Sobre Manuel Puig.
“Es imposible
hablar de la vida de Alejandra sin hablar de su poesía, ya que en ella el
permanente conflicto nacía de la imposibilidad de alcanzar una poesía que
arrasara con la vida, que la reemplazara definitivamente.” Ivonne Bordelois en
Mujeres Argentinas de Cristina Piña
El compromiso entre biografía y obra
es muy grande. Puig podría ser Nené Y Alejandra intentó hacer de su vida un acto
poético.
Ambos son fieles a su estilo que los acerca, en una crítica radical
a toda subjetividad centrada en el yo.
Puig, un efecto de la cultura de
masas, cambia los ejes entre literatura culta y popular, metiéndose en terrenos
prohibidos como el de los estereotipos sexuales.
Pizarnik renueva el lirismo
poético, con dicción clara y precisa interpela la realidad desde el mismo
desgarramiento de profunda soledad, que está en el centro de la sociedad
moderna.
Así como el surrealismo tomó al sueño como objeto porque la
sociedad tenía sueños, el arte pop tomó el desecho como objeto porque la
sociedad se identificó con la basura.
El desecho en Puig son boquitas
pintadas, desechos del sexo que empieza a ser aprendido en una sensualidad de
cartelera.
El desecho en Pizarnik, en cambio, es una experiencia existencial,
desgarradora y escatológica.
“Y mire que son las seis de la tarde y ya
tengo un dolor de cabeza que se me parte como todos los días y cuando viene mi
esposo peor que peor, quiere la cena en seguida, si no está lista, y si esta
lista se quiere bañar antes, mire, no es malo, pero ni bien pisa la casa
empezaría yo a romper todo, me da rabia que venga, pero que culpa tiene de venir
si es la casa de él, y Usted me dirá porque me casé, pero de recién casada la
paciencia no me faltaba. No aguanto mas esta vida, todos los días lo mismo” Nené
en Boquitas pintadas.
“El criminal no hace la belleza,
él mismo es la
auténtica belleza”
Con este epígrafe de Sartre comienza la Condesa
Sangrienta
Pero si Puig mezcla las voces y los tiempos de sus personajes,
(bricolaje, bovarismo) y estructura una red, que se llamó folletín, Pizarnik se
dirige poco a poco al despojo de los significantes, su escritura minimalista se
quiebra, y aparecen figuras de cuerpos rotos, antes que el vacío dibuje su
contorno final.
Puig logra bordear el tema de la muerte con una crítica a
la estigmatización de los sexos. Su muerte parece una copia de uno de sus
cuentos.
Pizarnik naufraga en su tormenta, su poesía aspira al “infierno
musical”, toca el vacío. Su suicidio cierra su vida como si fuera un verso más,
resignifica toda su obra, y la inscribe en la línea de los poetas malditos,
aquellos que llevaron la letra hasta tocar la Cosa de la muerte. Si hay una
libra de carne que se paga por acceder al lenguaje, para ellos el precio es la
propia vida que se integra a la obra de una manera enigmática.
“La muerte
ha restituido al silencio su prestigio hechizante. Y yo no diré mi poema y yo he
de decirlo. Aún si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino”.
Extracción de piedra de locura
Puig ficcionaliza la realidad y sus
personajes desencontrados, son la ironía de una existencia absolutamente
contigente y superflua.
Nené en boquitas pintadas es la mueca de una mujer
que busca un amor puro y que al final cae en su plena irrealidad.
Lo femenino
desvela al escritor. La comedia de los sexos necesita de semblantes y es aquí
donde Puig inventa su objeto de escritura, personajes que a través de voces
tomadas de la realidad, bordean el vacío, y de esta manera logra sostenerse como
sujeto múltiple, ¿histeria lograda?
Pizarnik busca la crisis del poema y
pretende remediar su irremediable separación con lo real, con fantasmas de
muerte y pedazos de cuerpo. Lo siniestro tapa su carencia en un primer momento,
pero luego termina atrapándola.
La condesa sangrienta es la metáfora de una
mujer que quiere alcanzar la inmortalidad bañándose en la crueldad de la
muerte.
“Inconcientemente yo decidí que lo que veía en el cine era la
realidad, que el mundo era así, porque yo lo comprendía y me sentía cómodo. En
esa atmósfera había justicia. Las mujeres eran sometidas también, pero al final
les llevaban a la tumba un ramo de flores grandes, alguien premiaba tanta
paciencia y tanta tontería”
Así define Puig el proceso de creación, el
cine renegando el agujero desagradable de la realidad, el cine al que solía ir
con su madre a embelezarse con las divas de la pantalla y la mirada de ella.
Pero también define su posición subjetiva identificado a la mujer en busca de
justicia, sometimiento y venganza son fantasmas que recorre su goce. Esto se
refleja en boquitas pintadas, el crimen detrás de las intrigas de mujeres, el
lugar machista de los hombres, que desemboca en el resto de su obra en una nueva
construcción sobre los géneros, en relación al sexo que comenzaba a mostrar
signos de decadencia.
El discurso en la modernidad intenta cubrir la hiancia
de la no relación entre los sexos, con el lenguaje cinematográfico al transmitir
los mitos de los grandes amores. De esta tradición de la que somos herederos nos
habla Puig: “Decidí que el cine era la realidad” y a partir de esta decisión
escribió no desde una tradición literaria sino desde lo que el cine mostraba
como semblantes. Es que el discurso de la literatura pasa al cine, y luego del
cine se hace literatura.
“Pero hace tanta soledad
Que las palabras se
suicidan”
Nos dice Pizarnik mostrando que su verso no resuelve el drama
de la soledad humana, justamente porque las palabras nos separan de las
cosas.
Pero nos muestra su voluntad de llevar las palabras hasta el
límite:
“Como Sade en sus escritos, como Gilles de Rais en sus crímenes,
la condesa Báthory alcanzó, más allá de todo límite, el último fondo del
desenfreno. Ella es una prueba más de que la libertad absoluta de la criatura
humana es horrible.”
Pizarnik, construye su ficción en ese límite. El
lugar mismo del Castillo en La Condesa es el propio hueco que cava con su texto,
y donde se va a ahogar dejando un último mensaje:
“No quiero ir
Nada
más
Que hasta el fondo”
Pizarnik en las antípodas de Puig decidió ir
hasta el final, donde ningún semblante se sostiene, donde aparece desnuda la
perversión y la muerte, un goce sin barreras. Creyó en una literatura que
corriera el velo de las cosas para hacer aparecer la realidad vacía.
En un
primer momento su invención de escritura: lo que ha sido denominado, “cadáver
textual”, le permite hacer nudo entre cuerpo y goce, y lograr una significación
personal que la sostiene. Pero lentamente estos significantes empiezan a ser
insuficientes y la autora es aspirada por el vacío que la constituye.
“Si
el acto sexual implica una suerte de muerte, Erzebeth Báthory necesitaba de la
muerte visible, elemental, grosera, para poder, a su vez, morir de esa muerte
figurada que viene a ser el orgasmo. Pero ¿Quién es la muerte? Es la Dama que
asola y agosta como y donde quiere. Sí, y además es una definición posible de la
condesa Báthory. Nunca nadie no quiso de tal modo envejecer, esto es:
morir”
En La Condesa Sangrienta muestra su posición subjetiva, aquella que la
sostiene, La Dama incastrable que mata para gozar muriendo siendo inmortal a la
vez. Figura superyoica que ordena gozar hasta el final, ¿Melancolía
estabilizada? ¿Hasta que la sombra del objeto vacío caiga sobre su yo?
A lo
largo de su obra sus escritos van perfilando cada vez más nítidamente una
particular relación con la soledad más radical:
"porque una es
extranjera
una es de otra parte,
ellos se
casan,
procrean,
veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la
tenebrosa
ambigüedad del lenguaje"
Escribía Pizarnik internada en el
Pirovano por un intento de suicidio. El alejamiento de la realidad, la hacía
sentir el dolor de ser nada, allí donde buscó desesperadamente el poema que
suture.
Puig nada donde Pizarnik se ahoga: en esa “tenebrosa ambigüedad del
lenguaje” que es el hecho de arte, de artificio, que es velo y es abismo.
Ernesto Perez
Subjetividad de la Época
Subjetividad de la Época
Ernesto Perez
"No hay otro tiempo que el que nos ha tocado"
Serrat
Significantes Amos que nos determinan. Que nos arrastran a una forma de gozar es decir de sufrir.
¿ideologías?: las ideas de la conciencia individual y del imaginario social,
¿los episteme?: conocimientos que los filósofos marcan como el filo de lo discontinuo en un período.
Mentalidades que la historia construye en un momento dado. Aquello que permanece y perdura en un tiempo y que conforman una época, del griego "epéchein": lo que continua, lo que persiste...
Pero " es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es por ende, en ese sentido, inactual; pero justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros.” Giogio Agamben
Morir es un arte,
como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
Silvia Plath
Ernesto Perez
"No hay otro tiempo que el que nos ha tocado"
Serrat
Significantes Amos que nos determinan. Que nos arrastran a una forma de gozar es decir de sufrir.
¿ideologías?: las ideas de la conciencia individual y del imaginario social,
¿los episteme?: conocimientos que los filósofos marcan como el filo de lo discontinuo en un período.
Mentalidades que la historia construye en un momento dado. Aquello que permanece y perdura en un tiempo y que conforman una época, del griego "epéchein": lo que continua, lo que persiste...
Pero " es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es por ende, en ese sentido, inactual; pero justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros.” Giogio Agamben
Morir es un arte,
como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
Silvia Plath
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Son mis voces cantando
ResponderEliminarpara que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.
Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio
Hay en Pizarnik una lucha en las letras que reflejan la lucha interior por dar sentido a su vacío. "Para que no canten ellos, los funestos, los dueños del silencio" es la confesión de una poesía que intenta decir ese silencio, como experiencia vital
Una mirada muy interesante sobre el filo paradojal del lenguaje,entre la vida y la muerte. Es patente esa diferencia entre Puig y Pizarnik. La escritura es un recurso enigmático que a veces anuda y permite vivir, ordenar, contar, cantar la vida, al menos un tiempo, en otros casos no alcanza como en Alejandra o en Virginia Wolf, para mencionar sólo algunos de los grandes escritores que lidiaron con los efectos de la lengua desde la escritura. Fue un placer leerte.
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