Subjetividad de la Época

Subjetividad de la Época
Ernesto Perez

"No hay otro tiempo que el que nos ha tocado"
Serrat
Significantes Amos que nos determinan. Que nos arrastran a una forma de gozar es decir de sufrir.
¿ideologías?: las ideas de la conciencia individual y del imaginario social,
¿los episteme?: conocimientos que los filósofos marcan como el filo de lo discontinuo en un período.
Mentalidades que la historia construye en un momento dado. Aquello que permanece y perdura en un tiempo y que conforman una época, del griego "epéchein": lo que continua, lo que persiste...

Pero " es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es por ende, en ese sentido, inactual; pero justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros.” Giogio Agamben

Morir es un arte,
como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
Silvia Plath


sábado, 5 de noviembre de 2016

Una reflexión ante los femicidios

“Pretendemos mostrar en qué la impotencia para sostener auténticamente una praxis, se  reduce, como es corriente en la historia de  los hombres, al ejercicio de un poder” Jaques Lacan
 
En el último tiempo se vienen produciendo una cantidad de crímenes de mujeres en parejas conflictivas que horrorizan la conciencia humana. Mas allá del horror que esto trae en la comunidad y las manifestaciones de justicia NIUNAMENOS de las distintas organizaciones feministas que siguen su lucha contra el imperialismo del patriarcado, se impone alguna reflexión que aporte a la complejidad del tema.

Freud escribe Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa en 1912, pensando en el corte y reunión que el varón debía hacer entre el objeto de amor y el objeto erótico. Lacan plantea que en ese corte para el sujeto masculino se juega la angustia de castración es decir su impotencia (Seminario 10 pag.104 y 105 del 9 de enero de 1963). Esa angustia hace imposible esta reunión: dos corrientes que serían la tierna y la sensual, cuya reunión es lo único que asegura una conducta amorosa plenamente normal  no se puede realizar . El sujeto cae o en la inhibición o en separar el objeto y lo degrada, de la madre pasa a la prostituta. Freud observa en la degradación general de la vida erótica, la desunión amor /deseo como condición erótica para algunos hombres.

 En la epoca de Freud las mujeres se presentaban como madres, es decir el objeto de ternura al que habia que abordar sexualmente , y alli Freud plantea la degradación.
En la actualidad dado el avance que han tenido los derechos de la mujer, se presentan como objetos eróticos de entrada, son potencialmente putas, por lo cual el hombre quiere encontrar una madre tierna que ya no está, por esta razon pasan rapidamente del objeto de ternura a la hostilidad, pues la angustia que les provoca esta imposibilidad de abordaje lo resuelven en muchos casos como inhibición, pero en otros en pasajes al acto que termina en el golpe o el crimen. Llevando la degradación freudiana hasta ese extremo. 
El hombre en esta época ya no puede sostener los viejos emblemas de la masculinidad por lo cual la angustia de castracion se transforma en pasajes al acto cada vez mas frecuentes.
 
 
 
Ernesto Pérez

sábado, 22 de octubre de 2016

ADICCIONES


                             Algunas puntuaciones que orientan la clínica

                                                           Ernesto Perez

                                                                          “Escribir no significa convertir lo real en palabras

                                                                            Sino hacer que la palabra sea real."

                                                                            Augusto Roa Bastos

Punto 1: El síntoma medico (lo objetivo) se diferencia del síntoma para el psicoanálisis (lo subjetivo)
El cuerpo habla a través del síntoma en este sentido es un signo a descifrar con su cara significante y su cara de significado.

El síntoma es un signo que remite a dos clínicas diferentes, la clínica de la mirada y la clínica de la escucha. En el primer caso se trata de un síntoma como lo que significa “algo” para la mirada médica, ese algo representa un referente orgánico corporal. Por ejemplo ictericia significa alguna patología hepática. Se trata de la profundidad de la mirada médica para escudriñar todos los signos que revela ese cuerpo, hoy en día esa profundidad de la mirada esta ampliada por la tecnología que permite ver lo que antes no se podía ver más que en la anatomía patológica: RX, ecografías, tomografías, resonancias magnéticas, con o sin contraste y las endoscopias etc. Clínica de la mirada clínica de un significante que remite a su referente corporal

La otra clínica, la clínica que se desprende de los desarrollos del psicoanálisis es una clínica de la escucha, entonces los significantes representan a un sujeto, el sujeto de la enunciación, el síntoma dicho en la voz del sufriente. Se abre todo el campo de subjetividad humana. El síntoma representa al sujeto para una serie de significantes reprimidos inconcientes que habrá que descifrar. Acá no hay referente sino una fijación traumática inconciente.
Lo que ocurre es que el síntoma siempre tiene las dos dimensiones una referencia corporal y un sujeto que tiene una historia. Conviene escuchar al que sufre y no suponer inmediatamente un referente aunque sea de los neurotransmisores a nivel cerebral, medicar con ansiolíticos y taponar de esta forma la verdad inconciente que está en juego. 

Punto 2: Plantear el problema de la angustia y las patologías del acto
Otro problema a plantear es que muchas veces nos encontramos con síntomas que no remiten en principio a ninguna historia inconciente. La angustia no tiene representación, surge directamente del trauma, pero de lo traumático no elaborado simbólicamente. Por eso Freud habla de síntoma como formación del inconciente y algo que definía como el ello y era el receptáculo de la pulsión de muerte. De allí tenemos la angustia, un agujero en la simbolización allí donde el sujeto se enfrenta a lo que no tiene palabras. Muchas veces esta angustia es tramitada a través de actos patológicos, intentos de suicidio, agresión, y muchas otras salidas donde la droga puede estar en juego. Habría que distinguir en este sentido lo que llamamos acting del pasaje al acto.

El acting es un grito desesperado al Otro, es una puesta en escena que tiene un destinatario, muchas veces la familia, o a veces la sociedad entera cuando de lo que se trata es el robo o la agresión de aquellos excluidos de lo social.
El pasaje al acto es una caída del sujeto de toda posibilidad de conciencia de sí. Es un hueco en el pensar, el sujeto puede cometer actos de los que no tiene ninguna conciencia y por lo tanto son más peligrosos para sí o para terceros. Son los casos más frecuentes donde se recurre a la internación.

Punto 3: Serie complementaria freudiana para la formación de síntomas...lo traumático
Tenemos un trauma infantil reprimido que al encontrarse con otro trauma lo actualiza y allí surge lo sintomático. El trauma infantil reprimido es la consecuencia de los factores heredados, más las fijaciones infantiles producto de escenas sexuales, escenas de abandono, de muerte, etc. Se necesitan dos traumas para que el síntoma en el sentido subjetivo se forme.

Punto 4: La toxicomanía como síntoma
La toxicomanía puede ser síntoma de una estructura clínica o puede ser efecto de un acting o pasaje al acto. En el primer caso tiene que ver con lo inconciente del sujeto, en el segundo de angustia insoportable que se tramita con la droga.

Puede ser por lo tanto síntoma de una neurosis, una psicosis o una perversión, para citar las tres estructuras que plantea Freud. Síntoma de una estructura neurótica histérica, obsesiva o fóbica, o síntoma de una psicosis esquizofrénica o paranoide.
Si se trata de una neurosis obsesiva, la compulsión es una forma de la adicción, la compulsión mental en esta enfermedad de no poder dejar de pensar en determinadas cosas, y la compulsión en la conducta como puede ser comer, jugar con la computadora y también drogarse y no poder parar. Muchas veces la droga está asociada a conductas compulsivas pero a veces es usada para tratar de calmar la compulsión ideatoria mental y a veces estas dos alternativas están mezcladas.

En la histeria, se trata de una identificación al objeto del deseo del Otro, que puede ser un amigo, Son aquellos adolecentes que fuman porque todos lo hacen y es un empuje irresistible y contagioso.
En la fobia tenemos la droga como objeto fetiche, como objeto contra fóbico. El miedo a encontrarse con el otro sexo hace que se recurra a un trago, a un porro o a la cocaína.

En la Psicosis tenemos la droga como suplencia es decir es la droga lo que produce cierta estabilización del cuadro y el sujeto encuentra cierto lazo social. Esto plantea todo tipo de problemas en el tratamiento porque son casos llamados duales, donde nunca sabemos si es una adicción que llevo a la psicosis o al revés.
En las perversiones como parte del acto sexual, donde se trata de distintas fantasías que se pueden poner en juego con esa excusa.

 Punto 5: Estar alojado en el deseo del Otro o quedar afuera
Esto es importante para plantearnos cuestiones fundamentales del pasaje al acto o el acting. El sujeto es sujeto porque estuvo y está alojado en el deseo del Otro, en principio del primer Otro que es la madre y luego los distintos otros de su vida. Deseo ser deseado por el otro porque sino no soy. Aquí surge la cuestión de pensar que aquellos sujetos que no fueron deseados tengan tantas dificultades de insertarse en el lazo social y la droga se presenta como salida autodestructiva.

Hay una relación entre exclusión social, marginalidad, desenganches del deseo del Otro y distintas salidas dentro de las cuales está la droga y los acting a veces asociados como el robo etc.
Pero también es un fenómeno que se da en todas las clases sociales, así en el tema adicción vemos al chico rico yendo a la villa a comprar “la merca”, donde muchas veces le roban todo pero vuelve con la droga, mientras sus padres están en importantes reuniones de trabajo y luego tienen que ir a buscarlo a la policía.

Punto 6: El médico y las psicologías cognitivas pensando en un referente cerebral al nivel de los neurotransmisores se proponen una medicación adecuada y un reaprendizaje de la realidad del adicto, desconociendo los factores inconcientes y sociales que están siempre presentes.
Allí aparecen planes de internación compulsiva con sistemas muy rígidos de convivencia, que al no tener en cuenta la subjetividad que está en juego hacen muy difícil el pronóstico. Proponemos orientarnos por pensar síntoma y estructura porque la maniobra terapéutica será caso por caso.

Punto 7: Estamos viviendo un cambio de época que implica un cambio en la subjetividad. Una época donde se comprueba la caída de los ideales, el padre ya no sostiene la ley, en el mejor de los casos es un buen profesor de cómo manejarse en la vida, impera el individualismo y el exitismo y los jóvenes tienen cada vez más dificultades en encontrar su lugar.  Esta sociedad capitalista y neoliberal promueve la segregación social y al mismo tiempo distribuye droga como parte de un gran negocio.
Punto 8: Actitud del terapeuta: ¿puesta de límites?, ¿reforzar el yo?, ¿interpretar? , o la autenticidad del acto analítico: alojar al sujeto en el Otro como comienzo de un cambio.

 “...es que al fin todo sufrimiento es sólo sensación, no subsiste sino mientras lo sentimos, y sólo sentimos a consecuencia de ciertos dispositivos de nuestro organismo. El método más tosco, pero también más eficaz, para obtener ese influjo es el químico: la intoxicación”
 Sigmund Freud
Malestar en la cultura

                                                                                                  Ernesto Pérez
                                                                                     Psiquiatra y Psicoanalista
                                                                                erperezpromenzio@gmail.com

domingo, 18 de septiembre de 2016

Género o sexuación

Un intento de pensar la relación del psicoanálisis y los estudios de género

“Me quedaba mucho tiempo mirando especialmente cómo mamá se vestía y se arreglaba. En varias oportunidades me puse frente al espejo y me maquillaba, me ponía también su ropa, lo más excitante era su ropa interior y la de mi hermana.”
                                         (Extracto de un caso clínico)


Los límites de la clínica psicoanalítica pueden aparecer cuando en ciertos casos donde se plantean formas distintas de la relación sexual, por prejuicios no podemos avanzar en la escucha y en el análisis, porque escuchamos desde la moral de la época con preconceptos conservadores o de liberación.


Los dos mitos de Tiresias como transgénero


El Tiresias del discurso del amo antiguo

Tiresias sorprendió a dos serpientes apareándose, las separó y, a raíz de esto, se convirtió en mujer. Siete años más tarde, Tiresias volvió a ver a las mismas serpientes en las mismas circunstancias, volvió a golpearlas con su bastón para separarlas y al hacerlo, se convirtió nuevamente en varón. Esta experiencia única hizo que Zeus y Hera recurrieran a él como árbitro en una discusión para que definiera quién experimentaba más placer sexual, si los hombres o las mujeres. Cuando Tiresias afirmó que el hombre experimenta una décima parte del placer que la mujer, Hera, indignada, lo castigó dejándolo ciego. Zeus, sin embargo, le otorgó el don de la profecía y una larga vida.

Un Tiresias del feminismo actual

La obra de Ángela Carter, una de las escritoras británicas más originales y provocadoras de los últimos tiempos, con toda una narrativa feminista de corte burlesco, contiene una crítica a una sociedad dominada por varones prepotentes que desprecian y marginan a las mujeres. En The Pasión of New Eve (La pasión de una Eva nueva) nos narra la historia fantástica de un joven machista inglés que, tras ser capturado por una comunidad de mujeres que viven en un desierto americano, es sometido a una operación quirúrgica, realizada por una cirujana mujer, mediante la cual se transforma en mujer. La nueva Eva del título de su libro, con esta nueva identidad femenina comienza a experimentar en su propia carne los sufrimientos y humillaciones que, según Ángela Carter, históricamente han padecido las mujeres.

Esto me permite abrir un debate donde la llamada construcción de género ha variado de sentido a través de las épocas, especialmente con relación al goce de la mujer que se mantiene aún hoy como una incógnita, lo cual me lleva a sacar algunas conclusiones. ¿Por qué en una sociedad fuertemente establecida bajo la égida del amo aparece el goce femenino como muy prevalente, y muchos siglos después, cuando el discurso del amo antiguo está en franca decadencia, se plantea el goce femenino como sacrificio?

Por supuesto que el colectivo feminista contestaría inmediatamente que Ovidio era hombre y se cerraría ahí el tema. Pero de esta forma no tendríamos en cuenta que este mito que recoge Ovidio es aun mucho más antiguo y hay muchas versiones, y como todo mito alguna verdad revela.
¿Tal vez revela lo que era el goce femenino en sociedades previas al discurso del amo?
“En su interpelación al pueblo elegido es precisamente que Yahvé ignora ferozmente todo lo existente en el momento en que se anuncia, sobre ciertas relaciones que son las de las copiosas religiones ya existentes, y de las que debemos decir que están fundadas en un cierto tipo de saber, saber sexual precisamente -y cuando hablemos de Oseas dentro de un momento veremos hasta qué punto es en este concepto que él los increpa- todo lo que resulta de una relación que de algún modo mezcla con instancias sobrenaturales a la naturaleza misma de la que de algún modo depende. ¿Qué derecho tenemos a decir que esto no se apoyaba en nada, que el modo de conmover al Baal que en compensación fecundaba la tierra no correspondiera algo que también podía tener su eficacia -y por qué no? Simplemente porque hubo Yahvé y se inauguró un cierto discurso que yo trato de aislar este año como el revés del discurso psicoanalítico, a saber el discurso del Amo, precisamente a causa de eso no sabemos más nada”.[1]
Lacan nos plantea que antes de la instauración del monoteísmo, antes del discurso del amo, había religiones que tenían un saber sobre el sexo y de lo cual Yahvé no quería saber nada. Esa era su feroz ignorancia sobre el saber del goce femenino y por tal razón esas religiones se consideraron bárbaras y fueron perseguidas. Baal era una antigua divinidad de varios pueblos situados en Asia Menor: babilonios, caldeos, cartagineses y fenicios, se le representa con cuernos, lo que parece indicar una estrecha relación con el toro, símbolo de la fertilidad. Durante las fiestas dedicadas al dios se llevaban a cabo relaciones sexuales orgiásticas. Carnaval significaba carne a baal.
En otras culturas también sabemos de prácticas sexuales fuera de la norma. Los navajos norteamericanos reconocían tres sexos físicos: hermafroditas, varones y mujeres, y al menos tres status de género: varones, mujeres y 'Nádleehí', que significa "uno que se transformó".
Lo que el mito feminista de Tiresias ignora también ferozmente, y tal vez de ahí su revanchismo hacia lo masculino, es el goce femenino como tal.

Tomo esta vía para introducir la temática de la relación entre psicoanálisis y los estudios de género porque quiero centrar el tema en tres cuestiones propias del psicoanálisis lacaniano: 1) No hay relación sexual, ninguna armonía complementaria. 2) el goce perverso es el goce macho como normal y generalizado y 3) el goce femenino tiene otro estatuto y fundamental.


Críticas al psicoanálisis

“¿Deberíamos entender la querella de Foucault con el psicoanálisis, en razón del tratamiento desafortunado de la Asociación Psicoanalítica Internacional con respecto a la homosexualidad, tratándola exclusivamente como una patología perversa que debe excluir a los practicantes de dicha elección? En este aspecto, habría que recordar que en la enseñanza de Lacan hay un progresivo desmontaje del neurocentrismo y al falocentrismo […] heterosexual, homosexual, lesbiana son siempre respuestas a la imposibilidad de la relación-proporción sexual. Constituyen la respuesta sintomática de la existencia al deber de su deseo. Cualquier intento de estratificar, jerarquizar, darle prioridad a una práctica sobre las otras es siempre una operación que se inscribe en el discurso del Amo”.[2]
Las diferencias de Michel Foucault al psicoanálisis es el ropaje teórico que sostiene estas críticas, críticas que terminan postulando una tecnología del yo como salida, es decir una vuelta al yo autónomo y autoconciente, vale decir prefreudiano.
Por lo tanto, no voy a poner el acento en la crítica que se le hace al psicoanálisis de ser heredero de la psiquiatría, del discurso tradicional y el orden patriarcal. Es muy claro que el psicoanálisis puede operar sólo si se dejan de lado todos los prejuicios de significar la escucha. Creo que justamente la escucha psicoanalítica no juzga, no se ubica del lado de la comprensión.
Tampoco voy a tomar la vía de la defensa de derechos, propias de estos colectivos GLB y T. El psicoanálisis está en contra de toda segregación porque apunta a restituir la subjetividad de cada ser parlante, no a anularla. No importa de qué sujeto se trate, la cuestión es poner de manifiesto ese momento dramático donde la cría humana fue afectada por el lenguaje, ese traumatismo que implica una experiencia del goce, como goce del Otro en el cuerpo. Pero el psicoanalista no se dedica a defender a los sujetos de las injusticias del orden social y político, ese no es su campo.
No voy a poner el acento en el punto donde se rechaza al psicoanálisis por utilizar ciertos conceptos, falo, castración, travestismo, rasgo perverso, etc., por no ser el lenguaje de los estudios de género, y que por el sólo hecho de ser mencionados se niega la discusión de fondo. Ciertas palabras han quedado estigmatizadas para los más extremistas defensores de los derechos de estas minorías y no pueden pronunciarse.
Tampoco voy a referirme a las críticas que se le han hecho al psicoanálisis de realizar un diagnóstico de estructura clínica, porque es patologizar y estigmatizar, solo diré que el psicoanálisis va del tipo clínico a lo singular de cada sujeto, tratando de diferenciar cuál es la defensa que está en juego para perturbarla, levantarla y llegar a la posición de goce inconsciente de cada cual.


Género o sexuación

Voy a centrarme en las diferencias establecidas entre lo que se llama “género” y como lo piensa el psicoanálisis, en tanto “sexuación” del sujeto parlante. Creo que este es el punto central de la discusión hoy. Porque justamente la noción de género deja afuera lo real del goce que marca de una manera singular. Tanto es así que para el psicoanálisis alguien puede asumir un género heterosexual y tener una posición homosexual de goce inconsciente, por dar un ejemplo, o una feminista identificada con ideales de liberación de la mujer, puede en su goce inconsciente desear ser sometida.
Puedo decir que toda la irrupción de la corriente feminista de fines de los años 60 y los 70, con sus demandas sociales y políticas, de donde surgen los estudios de género, es decir los estudios de las minorías de identidades diferentes a la norma heterosexual y genital (GLB y T), se corresponden a distintos momentos de desarrollo de la teoría lacaniana. En el Seminario 18, de 1971, Jaques Lacan responde a Robert Stoller, que había publicado en 1968 Sex and vender (sexo y género). En 1973, en el Seminario 20 -Aun- plantea sus diagramas de la sexuación, especialmente su noción de goce femenino como un goce por fuera del goce fálico, y dedica unas palabras al Movimiento de Liberación Femenino.

La definición de “género” que los estudios de género han expresado como: actitudes, comportamientos, modos de vestir, maneras de moverse con el cuerpo, que el orden social impone a lo humano. Ser hombre o ser mujer son construcciones simbólicas para diferenciar a los sujetos de todo esencialismo biológico y anatómico. En esto el psicoanálisis coincide.


El género como semblante

Lacan le da al género la dimensión de semblante, es decir, una construcción simbólico imaginaria para definir a hombres y mujeres más allá de la genética y la anatomía. Se aprende a “hacer de hombre”, se aprende a “hacer de mujer” desde la infancia y en el seno de las instituciones, en donde en primer lugar está la familia.
“Nada nos permite en estas definiciones del hombre y de la mujer, abstraerlos de la experiencia hablante completa, incluso en las instituciones donde estas se expresan se trata, en la edad adulta, de hacer de hombre, “tener el aspecto de”, “dar la impresión”, “parecer”. Y es eso lo que constituye la relación con la otra parte… nos encontramos, para decirlo todo, situados de entrada en la dimensión del semblante”.[3]
O sea, en este sentido el género como semblante simbólico imaginario es la identificación a los significantes que el Otro de las instituciones aporta a este juego entre hombres y mujeres. Aquí no importa la anatomía, ya que perfectamente un nacido varón biológicamente puede hacer de mujer y viceversa, con toda la gama de rasgos distintivos que van de un polo al otro según las culturas.


Lo real del goce rompe el semblante

Pero existe lo real. Y es allí donde el psicoanálisis, entre constructivismo de género (simbólico imaginario) y esencialismo biológico, viene a marcar una diferencia, más allá de la pinta de hacer de hombre o de mujer, define la determinación inconsciente de goce. Real que define el psicoanálisis.
Lacan introduce este tema en ese mismo Seminario diciendo que en los animales superiores también se juega la cuestión del semblante. Basta ver la ostentación entre los sexos en un cortejo. Pero en lo humano este imaginario etológico está vehiculizado en un discurso y allí plantea:
“el comportamiento sexual humano consiste en cierto mantenimiento de este semblante animal. Lo único que lo diferencia de este, es que este semblante sea vehiculizado en un discurso... y que es en ese nivel de discurso, en ese nivel de discurso solamente, que es llevado hacia, permítanme, algún efecto que no sería semblante (un efecto que toca lo real). Esto quiere decir que, en lugar de tener la exquisita cortesía animal, sucede, sucede que los hombres violan a una mujer, o inversamente, es lo que se llama el pasaje al acto”.[4]
Justamente, en una violación, por ejemplo, es donde se rompe la dimensión del semblante y aparece lo real en un pasaje al acto violento.
“Observen que en la mayor parte de los casos, el pasaje al acto es cuidadosamente evitado: eso no sucede más que por accidente. Y ahí tenemos también, precisamente, una ocasión para esclarecer lo que pasa con lo que yo diferencio desde hace mucho tiempo del pasaje al acto, a saber, el acting-out. Hacer pasar el semblante a la escena, subirlo a la altura de la escena, eso es lo que en este orden se llama el acting-out. Se llama a eso también la pasión”.[5]
Es decir, en el juego de la pasión amorosa se hace pasar el semblante a la escena. En este sentido todas las relaciones sexuales están en el orden de la actuación.
Esto también lo plantea Judith Butler, fundamental teórica de los estudios de género, a su manera dice que el género sería performativo. El género sería, en efecto, una actuación, un hacer, y no un atributo con el que contarían los sujetos aun antes de su “estar actuando”.
Lacan sigue planteándose cómo lo real de goce entra en juego más allá de estas actuaciones de semblantes:
“si el discurso está ahí en tanto pone en juego el plus-de-gozar, es precisamente lo que está prohibido en el discurso sexual. No hay acto sexual. Ya lo he expresado muchas veces, lo abordo aquí bajo otro ángulo”.[6]
Es decir, como no hay relación sexual, no hay complemento entre los sexos, sean heterosexuales, homosexuales o trans. Como no hay armonía el objeto plus de goce viene a suplir este desencuentro y entonces la modalidad fantasmática, donde se juega este punto real de fijación de goce, va a ser predominante. Es lo que llamamos el rasgo perversión macho de cada sujeto parlante que se juega en cada ocasión. Cada cual goza no con el partenaire, sino con su propio fantasma perverso: $ à a
(Dejamos la perversión como estructura solamente referida a los casos en los que, en posición de objeto de goce, el perverso arroja la división subjetiva al campo del otro produciendo angustia. Lacan conceptualiza esto en Kant con Sade: aà $. Escritos II).
Quiero plantear que la fijación fantasmática al rasgo de perversión se da en el discurso del amo, del patriarcado. En cambio en estas épocas de decadencia de la función paterna tenemos fantasmas poco constituidos en su fijeza, y nos encontramos en un sinnúmero de variables que cada uno puede asumir: “vivir la vida loca”, como se dice, y darse el gusto de todos los placeres. El fantasma perverso polimorfo es un empuje de la época, retornando la vieja figura del niño freudiano.


La mujer tiene libertad con respecto al semblante

En este sentido, la posición de lo femenino viene a traer algo diferente que nos interesa:
“La mujer está en posición, respecto del goce sexual, de puntuar la equivalencia del goce y del semblante […] En verdad, que el semblante sea aquí el goce, entiendo para el hombre, es indicar suficientemente que el goce es semblante […] Por el contrario, ningún otro que la mujer -y es en esto que ella es el Otro- ningún otro que la mujer sabe mejor lo que, del goce y del semblante, es disyuntivo […] la mujer tiene una libertad muy grande con respecto al semblante”.[7]
Vale decir, más allá del goce perverso en el fantasma, la posición femenina sabe de Otro goce, un goce más allá del fantasma.
“El goce fálico es el obstáculo por el cual el hombre (la posición masculina) no llega, diría yo, a gozar del cuerpo de la mujer (del cuerpo del Otro), precisamente porque de lo que goza es del goce del órgano”.[8] Nos dice Lacan.
“Hay un goce, ya que al goce nos atenemos, un goce del cuerpo que está, si se me permite más allá del falo. Daría verdadera consistencia al MLF (Movimiento de liberación femenino). Un goce más allá del falo”.[9]
Hay dos posiciones. El goce fálico es el goce en posición masculina encerrado en el fantasma, (repito que esto vale para un heterosexual hombre o mujer, para un homosexual hombre o mujer o un trans, hombre o mujer).
El goce del cuerpo es el goce de la posición femenina (sea esta mujer, hombre en posición hetero, homo o trans).
Aunque debemos decir que son muy pocos hombres los que acceden a este goce. Lacan lo nombra a San Juan de la Cruz y a Kierkegaard. No acceden a este goce porque el obstáculo es el órgano libidinizado. Por eso podemos distinguir a un travesti de un transexual. El travestismo tiene el órgano libidinizado y le es imprescindible para su goce, en cambio en el transexual encontramos este goce suplementario que lo habita y que muchas veces toma la forma de empuje a la mujer, un deseo decidido de pasar al otro sexo, de allí lo quirúrgico como salida. Lacan plantea que son formas de psicosis. (Seminario 18, ya citado, pág. 30).
Aquí se plantea la posibilidad de acceder a Otro goce suplementario del goce perverso fantasmático. Lacan plantea que es la mujer la que puede tener acceso a él más fácilmente, porque como mujer es campo del Uno como lugar del Otro. Por un lado se produce como objeto plus de goce para su partenaire, y ella más allá, es puro goce del cuerpo como Otro.


Teorías queer y psicoanálisis

Para terminar quería resaltar que las teorías Queer deconstruyen toda identidad de género, no importa si se es hetero, homo o trans, tomando la identidad de género como una actuación para cada ocasión se acerca a la deconstrucción analítica donde toda identificación es puesta en cuestión, especialmente las identificaciones del semblante sexual. Los estudios Queer plantean que mantener identidades de género es caer en la misma trampa que se critica, ya que cada colectivo tratará de sostener su espacio con toda la autosegregación que esto provoca.
Para Paul Beatriz Preciado, una de las voces fundamentales de la Teoría Queer, este término trata de designar a un «movimiento post-identitario». En sus palabras se trata de “Una posición de crítica atenta a los procesos de exclusión y de marginalización que genera toda ficción identitaria, tanto dentro de sociedades heterosexuales como en la cultura gay”.
Jaques Alain Miller en “La experiencia de lo real” plantea pasar de lo estructural a lo pragmático:
“surge en este No hay relación sexual, en el goce sexual del Otro como ser sexuado una relación librada a la contingencia, al encuentro… que explora precisamente lo que queda librado a la invención… es lo que se percibió en el siglo XVIII, donde se inventariaban todas las maneras en que otros pueblos se referían a lo sexual, articulaban el goce y el Otro según distintas modalidades. Y eso era concebido más bien como divertido, como un rebrote de libertad. Los siglos XIV y XX construyeron en cambio una rutina globalizante… Hoy vivimos por el contrario la reapertura de esa intersección vacía… Esto no significa que no haya estructura, que todo sea semblante, -según la tentación posmoderna- hay lo real, -y agrega- hoy resulta difícil discernir que es estructura y que es real.” (Págs. 275-76).
En estas páginas encontramos una pista para pensar que el “no hay relación sexual” abre un hueco entre los sexos donde es posible más allá de la fijeza de la estructura del fantasma, acceder a otras maneras de gozar, que incluso pueden ser una invención. ¿Podríamos pensar el final de análisis como un momento de caída de la identificación sexual, un pasaje por el No-Todo, y entonces el sujeto tendría la posibilidad de experimentar algo de ese Otro goce? ¿Una pragmática en la relación sexual -como plantea Miller- donde cada cual podría inventar su modo de gozar?
El psicoanálisis lacaniano, en este sentido, abre puertas para pensar las cuestiones de género y sexuación de una forma que puede enriquecer el debate.

                                                                      Ernesto Pérez
                                                                             erperezpromenzio@gmail.com

Bibliografía

-         Ovidio, “Las Metamorfosis”. Libro tercero, año VIII DC.
-         Freud, S. (1905) “Tres ensayos de teoría sexual”. Segundo ensayo en Obras Completas, Tomo VII, Amorrortu editores.
-         Lacan, J. (1971) Seminario XVIII. “De un discurso que no fuera del semblante”. Paidós.
-         Lacan, J. (1973) Seminario XX. “Aun”. Paidós.
-         Lacan, J. (1970) Seminario 17. “El reverso del psicoanálisis”. Paidós.
-         Stoller, R. (1968) Sexo y género.
-         Aleman, J. Jacques Lacan y el debate posmoderno.
-         Carter, Ángela. (1977) La pasión de la nueva Eva.
-         Preciado, Beatriz. (2011) Manifiesto contrasexual. Anagrama.
-         Braunstein, Néstor. El goce (2006) Siglo XXI.
-         Butler, Judith. (2007) El género en disputa. Paidós.
-         Foucault, Michel. (2008) Tecnologías del yo. Paidós.


[1] Lacan, J. Seminario 17. Clase 9, pág. 144.
[2] Aleman, Jorge. Lacan, Foucault: el debate sobre el "construccionismo".
[3] Lacan, J. Seminario 18. Pág. 31.
[4] Ibídem. Pág. 31-32.
[5] Ibídem. Pág. 32.
[6] Ídem.
[7] Ibídem. Pág. 34.
[8] Lacan, J. Seminario 20. Pág. 15.
[9] Ibídem. Pág. 90. 

viernes, 29 de julio de 2016

Van Gogh y su pintura “La iglesia de Auvers”.

                                                 Un comentario

Van Gogh tenía una historia que voy a resumir analizando un cuadro de él “La iglesia de Auvers”. Data del año 1890. Mide 94 cm de alto y 74 cm de ancho. Esta pintura se encuentra en el Museo de
Orsay (París, Francia).

Una historia mezclada:

El padre de Van Gogh se llamaba Theo, cuando nace el primer hijo le pone Vincent como su hermano. Este primer hijo muere, lo entierran en el jardín de la casa. Y al año, en la misma fecha, mismo día y mes, nace el que va a ser Van Gogh, y le ponen Vincent, igual que el hermano muerto y que el tío. Y al segundo hijo hermano de Van Gogh, Theo, el hermano con el que se escribiría infinidad de cartas.
Los nombres expresan identificaciones que tenían padre y tío al revés. El padre Theo con su hermano, y él, Vicent con su tío.
Estos dos hermanos, el padre y el tío, estaban casados además con dos hermanas, es interesante para entender la estructura familiar indiferenciada y endogámica.

Arte y Religión

El abuelo era muy religioso, fundamentalista. Así es que, buscando una identificación paterna, Van Gogh se hace religioso fundamentalista. Algun Nombre que lo arrancara de ese apego incestuoso con la muerte.
Antes de hacerse pintor él cree que su vocación está en la religión y se va con los mineros a predicar la Biblia. Busca un Padre del cual agarrarse pero lo echan de la congregación, porque tenía una relación muy absoluta con la verdad. Se identifica con una instancia superyoica y cruel. Tenia muchos conflictos con los demás. Nadie era lo suficientemente puro como era su anhelo, no aceptaba todo lo que ahí se desarrollaba, entonces lo echan y termina predicando sólo, entre los mineros. Lo va a rescatar la familia porque termina desnutrido, estaba en pésimas condiciones.
Tal vez haya sido su primera descompensación seria,

La pintura

Este cuadro lo pintó una semana antes de pegarse un tiro. Se llama “La iglesia de Auvers”. Es en el pueblo donde pasó los últimos días de su vida, luego de su internación, absolutamente sólo, en 1890.
En el centro vemos la Iglesia, monumento que él nunca pudo terminar de armar adentro de sí mismo, que es el nombre del padre. De hecho el padre y el abuelo fueron muy religiosos, como indiqué, eran pastores de la iglesia, él se quiso transformar en pastor. Y tomo su arte como una religión.
Vemos dos caminos, en uno de ellos va una mujer. Es el camino del amor y el goce, siempre frustrado para él. Intentó en el amor, pero todas las relaciones que tuvo fracasaron, cada crisis sobreviene después de una decepción amorosa importante. Cuando en un pasaje al acto se corta su oreja, la pone en una caja y la regala a una mujer prostituta con la cual había estado.
El otro camino es el camino de la muerte o el camino de la vida vacía.
De hecho atrás de la iglesia está el cementerio, donde él actualmente está enterrado, como conmemoración a la importancia que él le daba a esta iglesia. Y al hermano, que muere pocos meses despues, lo entierran al lado. Están los dos, el hermano y él enterrados detrás de esta iglesia. Una dualidad mas alla de la muerte.
Cuando él descubre estos colores violetas, estos azules, estos amarillos, en este cuadro da cuenta lo que llama el arte del color.

El nudo que no pudo ser: El amor al Padre entre el goce y la muerte

El transitó estos caminos y al no poder poner su obra en un pedestal, como plantea Lacan con Joyce, se quedó entrampado en relaciones imaginarias de amor y odio, como con su hermano y Gauguin que no pudo resolver, porque en el fondo nunca pudo separarse de su hermano muerto. Como asi tambien no pudo armar relaciones con ninguna mujer.
“Cada uno teje su nudo. Hay algo que quiero mostrarles para hacerles ver como se produce el fracaso. Porque igualmente ¡Hay un universo! He parecido cantar el revés del amor, sí, hay un inverso: verán ustedes como, si el amor deviene realmente el medio por el cual la muerte se une al goce…el amor no se define como fracaso. Porque solo el medio puede desanudar uno del otro”. (Lacan. Sem. XXI. página.57)
“El masoquismo es un saber, desde luego un saber hacer incluso. Pero si hay un saber del que se palpa que se inventa, que no está al alcance de todo el mundo ¡es ese!…el masoquismo se inventa y es una manera de establecer una relación allí donde no hay la menor relación, entre el goce y la muerte. ” (Lacan. SEM XXI pág. 102)
Van Gogh no pudo inventar ningún saber ahí, los dos caminos nunca se juntaron: entonces “la vida va hacia la muerte”
Intentó unir los dos caminos el goce y la muerte con su arte-religión, allí donde el amor falló. Quedó atrapado en relaciones especulares de las que no pudo escapar, que con cada decepción lo llevan a tener fenómenos elementales y pasajes al acto. En esos momentos tenía desesperación por pintar, se sentía como en medio de una marea inagotable, que no lo dejaba hacer pie.

Ernesto Perez

lunes, 11 de julio de 2016

De la clasificación del tipo clínico al caso único


                ¿Patologizar la clínica o buscar la diferencia absoluta?

 

Los tipos clínicos clasificatorios son usados en la clínica psicoanalítica para ubicar lo particular de cada caso. En este sentido podemos decir que la clínica va del tipo clínico al caso único.

El tipo clínico es un punto de partida para llegar a una singularidad singularísima, no reintegrable a ningún conjunto.

Los tipos clínicos no pretenden ponerle nombre a ninguna patología en el sentido estigmatizante como hace la psiquiatría (Histérico!, psicótico! perverso! etc) sino ubicar en cada caso la causa que lo lleva a tener determinada forma de defensa, un pathos.

¿Como trabajar en la clínica? No podemos desconocer que no es lo mismo una histeria por más grave que se presente, por ejemplo, que una psicosis compensada por un rasgo de perversión, y que se puede descompensar. Para no cometer errores en el proceso de la cura, y llevar a empeorar los síntomas, necesitamos el diagnóstico diferencial. No como lo hace la psiquiatría sino a través del decir del sujeto buscar su particularidad. No es lo mismo diagnosticar una zoofobia, que decir el sintoma con los significantes puestos en la voz del sufriente que abre su posición subjetiva.

Por este motivo cada sujeto es clasificable en un tipo clínico por la defensa que sostiene, pero
 inclasificable en relación a su forma de gozar, y en este sentido el trabajo analítico va de la defensa sintomática a la causa de goce, del que no se quiere saber nada.

Es necesidad del pensamiento armarse de una clasificación, como una manera de ordenar el caos, y al mismo tiempo ordenar la realidad y ubicar una posición subjetiva. Claude Levi Strauss en El pensamiento salvaje dice: “Por intermedio de los agrupamientos de cosas y de seres, se introduce un comienzo de orden en el universo, pues la clasificación, cualquiera que sea, posee una virtud propia por relación a la inexistencia de clasificación…….En algunos casos, podremos preguntarnos si la clase de orden que ha sido forjada es un carácter objetivo de los fenómenos o un artificio creado por el sabio. Este problema se plantea sin cesar, en materia de taxonomía …..Sin embargo, el postulado fundamental de la ciencia es que la naturaleza está ordenada…….Ahora bien, esta existencia de orden se encuentra en la base del pensamiento que llamamos primitivo, pero solo por cuanto se encuentra en la base de todo pensamiento”. http://antroposmoderno.com/antro-version-imprimir.php?id_articulo=1301
“vengo de recibir  a una mujer, o a un niño, o a un emigrado, o a un pobre, o a un colega, o a un deportista, etc.”, ya es demasiado. Pues cómo sabría yo que se trata de una mujer, de un niño, de un emigrado, de un pobre, de un colega, de un deportista? Esa “mujer” puede no tener la sensibilidad de una mujer, ni el niño el alma de un niño, ni el emigrado la condición de un emigrado, ni el pobre el estatus de un pobre, ni el colega la virtud de un colega, ni el deportista el aguante de un deportista. En resumen, tales juicios sólo se fundan sobre la apercepción de orden fenomenológico" Jean Allouch
 
Todos los tipos clínicos Neurosis psicosis y perversión son la invención defensiva que pudo hacer cada cual para lidiar con lo real que abruma, es decir con el hecho de que para el ser parlante no hay relación sexual.

Las palabras nombran lo real sin ninguna significación, el sentido viene del Otro social es allí donde las palabras pueden quedar coaguladas como injuria. Es el Otro del discurso del amo el que decide que dejamos pasar como bueno y permitido y que echamos fuera como desecho a segregar del conjunto.

Como el hombre de las ratas que enojado lo interpela y le dice a su padre: "Tú lámpara, servilleta, plato" Es decir cualquier significante puede significar lo imposible de la injuria real del desecho.

Reconozco que en este tiempo las minorías que se distinguen por su modo de goce fuera de la norma heterosexual han sido perseguidas e injuriadas injustamente y en este sentido los derechos de género vinieron a poner una legalidad y legitimidad donde no lo había. Pero cada ser parlante está atado a su inconciente ese pasaje dramático donde nos producimos como sujetos. El psicoanálisis trata de encontrar caso por caso como fue ese encuentro traumático donde se anuda sexo y muerte. Esto es particular para cada uno y no admite clasificación.

                                                                                         Ernesto Perez

 

miércoles, 15 de junio de 2016

¿A QUE LLAMAMOS PERVERSIÓN EN LA ACTUALIDAD?





                 Acerca de una discusión sobre diagnóstico y derechos de género


Yo que sentí el horror de los espejos

No sólo ante el cristal impenetrable

Donde acaba y empieza, inhabitable,

Un imposible espacio de reflejos
 

Jorge Luis Borges

A partir de enterarme que mi escrito "La ceremonia del espejo" sobre un caso de travestismo que se publicó en internet en la página de la UBA de la Facultad de psicología:
http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/practicas_profesionales/162_hospital_dia/material/docentes/la_ceremonia_del_espejo.pdf
Y también en http://www.academia.edu/4792382/La_ceremonia_del_espejo_CH_TRAVESTISMO
y en http://wwwuabc.academia.edu/ErikaSerrato ha traído críticas que creo injustas y desmedidas, me decidí a contestar las mismas.

Según exponen en estas opiniones mi trabajo "no sólo intenta etiquetar y acomodar a la fuerza a un sujeto en una estructura (neurosis, psicosis, perversión), sino que la mirada sobre el "TRAVESTISMO", estigmatiza, patologiza, atrasa años, y desafía a las leyes de la salud mental".

Debo entonces decir que el escrito para nada según mi modo de ver está en esa perspectiva. Es un caso presentado y publicado en el año 2003. Por lo cual ha pasado mucha agua desde aquellas conceptualizaciones, sin embargo creo que mantiene su vigencia en relación al interrogante de lo que llamamos perversión hoy como categoría clínica, y más aún luego que los derechos de género han producido una modificación en la vida y en nuestras maneras de pensar las diferencias sexuales. Tal vez por ello ha traído escozor y polémica, por la "estigmatización" que se hace de ciertas palabras al ser utilizadas en el presente.

De hecho la Ley de Salud Mental 26.657 reglamentada en el año 2013 prescribe que de ninguna manera debe hacerse diagnóstico en base a la elección o identidad sexual. Justamente por respetar estos derechos de las personas es que nos preguntamos por la perversión hoy para el campo del psicoanálisis.

El primero de los derechos de género sería el reconocimiento y respeto a las diferencias que expresan un principio de autonomía de las personas: La orientación sexual puede ser producto de elección, no es un mandato natural cuya infracción suponga una desviación, una enfermedad o una perversión (Secretaria de Derechos Humanos de la Nación).

Tanto es así que el psicoanálisis lleva esas diferencias hasta las últimas consecuencias y propone como vía la caída de las identificaciones que atan al sujeto a distintas posiciones del ideal sexual del Otro, y cada uno se encuentre con su singular manera de gozar.

¿Sería posible plantearnos un final de análisis donde cada sujeto pueda jugar en cada ocasión la identificación que elija para su goce?
 
Por esta razón los Estudios Queer1 son interesantes para el psicoanálisis, pues plantean la deconstrucción de la identidad hasta las últimas consecuencias con todo el fastidio que ha producido dentro de los mismos estudios de género.

1El sujeto que plantea la Teoría Queer rechaza toda clasificación sexual. Destruye las identidades gay, lésbica, transexual, travestí, e incluso la hetero, para englobarlas en un "totalizador" mundo raro, subversivo y transgresor, que promueve un cambio social y colectivo desde muy diferentes instancias en contra de toda condena



Dejar ser a las personas tal y como son es la propuesta de la Teoría Queer. Incluso a los que tienen un concepto de igualdad equivocado.
 
2Vestido de Mujer. Memorias del abate Choisy (El deseo de cambiar de sexo existió desde mucho antes de la creación del término "transexualismo", como lo demuestra la historia del abate Choisy (1644-1734), quien vestía ropa de mujer y se hacía llamar condesa, pero mantenía relaciones sexuales con las muchachas del lugar). "La observación que es aquella etiquetada por Jean Genet de que hay siempre en el ejercicio del acto perverso un lugar donde el perverso sostiene por mucho que sea, ubicada la marca de lo falso. Les aconsejé volver a partir de ahí. Les aconsejaré hoy una lectura, que es una lectura para todos, por otra parte, que las aconsejo a todos y que les permitirá una ilustración muy simple y muy convincente de lo que estoy diciéndoles, de que es necesario partir del hecho de que la perversión es normal


El escritor Manuel Puig, uno de los fundadores de la Comunidad Homosexual, discutía con su asociación la agrupación en guetos por la forma de goce, y no estaba de acuerdo, porque esto llevaba a la autosegregación y a la auto estigmatización.
CON FREUD Y LACAN
 
Pero fue Freud uno de los primeros en plantear la inclusión social de la homosexualidad. Así le responde a una madre en 1935 preocupada por la elección sexual de su hijo: "La homosexualidad no es nada de qué avergonzarse, no es un vicio, no es degradación; no puede ser clasificada como enfermedad; la consideramos una variación de la función sexual". Es decir hay muchas variaciones de la función sexual, cada cual encuentra su propio fantasma de goce.

En el seminario XIII, clase 22, Jaques Lacan al tratar las "Memorias del Abate de Choisy. Vestido de mujer", un travestismo del siglo XVII, dice que "esa perversión es normal"2. Tomando en cuenta que la normalidad está dada por el discurso del amo imperante con las leyes y aparatos de control que se instalan.



Todos estos considerandos son para abordar que en una época lo que se clasificaba como perversión, hoy no lo es. La homosexualidad, el travestismo, la bisexualidad hoy han conseguido la igualdad de derecho de género. Es decir no son ninguna perversión y creo que el psicoanálisis ha ayudado que así sea. ¿O no fue Freud el que planteo la posición perversa polimorfa del niño como normal?.

Esto no quiere decir que cada uno de los sujetos homosexuales, heterosexuales, travestis y bisexuales por ser seres parlantes no sean atrapados en el lenguaje, cada cual tiene sus defensas inconscientes frente a lo real, y por lo tanto pertenecen como cualquier ser parlante a alguna de las categorías que guían nuestra manera de trabajar en la clínica para que cada sujeto encuentre su especificidad.

Es decir cada ser parlante por el hecho de ser hablados por su instancia inconsciente puede ser un neurótico, un psicótico o un perverso, con toda la importancia del diagnóstico diferencial para avanzar en la cura.

Esto no significa ninguna estigmatización porque no se trata de un juicio moral, sino ubicar una manera de defensa donde se inscribe el rasgo de perversión. Llamamos rasgo de perversión a la fijación fantasmática que tiene todo sujeto. Fantasma que implica un deseo infantil, reprimido y perverso.

Es decir en relación al rasgo de perversión todos somos perversos, la fijación de la libido por fuera de lo genital, lo oral, lo escópico, lo anal, la voz, es parte de la constitución subjetiva.

En este sentido hay que diferenciar el rasgo de perversión, la perversidad del discurso de la época y la perversión como estructura
 
RASGO DE PERVERSIÓN Y PERVERSIÓN COMO ESTRUCTURA
 
El rasgo de perversión como dije puede estar presente en cualquiera de las tres estructuras. En la neurosis en el fantasma, con su rasgo simbólico-imaginario, y en la psicosis con su rasgo simbólico-real que muchas veces estabiliza la estructura.

¿Cómo pensar entonces la perversión como estructura en la actualidad? Es Lacan quien produce un cambio de paradigma para orientarnos. Pasa del paradigma freudiano del fetichismo, al sadismo como modelo. "Kant con Sade" marca el texto de 1963 (Escritos 2) donde Lacan produce el matema de la perversión como estructura. Es la operación por la cual el sujeto perverso busca la angustia del otro, lo divide, con una voluntad de goce guiado por una Ley obscena y feroz, propia del imperativo categórico kantiano que Freud había nombrado desde la función del superyó.

Es decir, no importa el rasgo sexual, lo dominante en la perversión, lo dominante es la voluntad de goce que arroja al otro a la angustia. En este sentido el perverso puede ser hetero, homo o bisexual o travesti, siempre y cuando divida al otro en la escena.
 
$ a (fantasma neurótico: el sujeto desea un objeto)
a$ (fantasma perverso: voluntad de goce, división subjetiva y angustia)



Aquí hay un punto que nos puede permitir pensar la perversión hoy. Salir de lo moral y analizar lo estructural.
 
EL CASO CLINICO
 
En la presentación del caso clínico, que trajo la polémica, quería despejar las diferencias estructurales que podemos encontrar en el travestismo. Por sí solo el rasgo sexual no hace diagnóstico, puede tratarse de una neurosis, una psicosis o una perversión. Este fue el planteo sobre el diagnóstico diferencial.

Analizar fijaciones de la libido y las defensas de un sujeto no es segregación, es discriminar su particularidad, su singularidad única. Discriminar quiere decir discernir, diferenciar y esta es la base del diagnóstico, que permite ubicar la dirección de la cura analítica y dejar de lado la comprensión de ayuda moralista que solo sirve de sugestión yoica.

Si clasificar es estigmatizar entonces habría que prohibir el lenguaje porque los significantes que nominan, marcan lo real. Levy Straus en su libro "El pensamiento salvaje" ubica la clasificación en el fundamento del pensamiento.

Las palabras son solo palabras si le sacamos a las mismas la significación moral que tienen. Y ciertas palabras en ciertas épocas son impronunciables porque "estigmatizan". Estigma, marca, atributo, sello, pero en sentido de la injuria como la marca de Caín. Puede ser cualquier significante el que ocupe ese lugar, el lugar de lo segregado. Judío, negro o bolita no significan nada salvo si ocupan el lugar de lo denigrado. Operación discursiva donde un significante nombra como objeto de desecho.

El sufriente se acerca a pedir ayuda con su pathos que como lo planteaban los griegos implica el desgarro existencial de lo humano.

Decir patología no es una injuria, es la demanda del sufriente que nosotros debemos contener y esta debe ser nuestro Ethos.

El caso fue además presentado el 25 de junio del 2007 en el Departamento de estudios sobre Psiquiatría y Psicoanálisis en la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), comentado por la Lic. Gloria Aksman. La discusión de esa presentación fue publicada en el año 2008 en el libro "Psiquiatría y Psicoanálisis", ediciones Grama.
 
PERVERSIDADES
 
Habría que tratar también la perversidad y el cinismo del discurso contemporáneo, que por un lado levanta los derechos humanos como bandera y por otro lado solo le interesa la extracción de plusvalía del sujeto, aprovechando justamente su plus de gozar. Así los sujetos encuentran en el mercado su satisfacción pulsional. Todo un aparato científico técnico que lo espera entre tantas formas, por ejemplo para la transformación de su cuerpo, de cuyas consecuencias todavía no conocemos su alcance.

Internet se ha convertido en el mayor proveedor de pornografía y cada neurótico puede encontrar allí su satisfacción de sus fantasmas, y los perversos, que los guía una Ley obscena y a veces criminal, hacen su negocio. No importa si estos sujetos son heterosexuales homosexuales o travestis.
 
DEJO ABIERTA LA DISCUSIÓN
 
"¿Deberíamos entender la querella de Foucault con el psicoanálisis, en razón del tratamiento desafortunado de la I.P.A. con respecto a la homosexualidad, tratándola exclusivamente como una

patología perversa que debe excluir a los practicantes de dicha elección?. En este aspecto, habría que recordar que en la enseñanza de Lacan hay un progresivo desmontaje del "neurocentrismo", es decir, del intento por el cual se quiere pensar a la neurosis como centro de asignación de sentido de las demás estructuras clínicas del "parletre".
 
 
En esta misma dirección se podría decir que en la enseñanza de Lacan la heterosexualidad, como "norma-macho", tampoco constituye el lugar último desde donde se explican las demás prácticas sexuales, tematizadas en la enseñanza pre-lacaniana como desviaciones, o bien como fijaciones en el desarrollo. La fijación a un goce no se resuelve nunca en un desarrollo evolutivo a restablecer, o en una maduración de la personalidad, y ni siquiera todo el goce fijado desaparece en la construcción-atravesamiento del fantasma. En este punto, heterosexual, homosexual, lesbiana son siempre respuestas a la imposibilidad de la relación-proporción sexual. Constituyen la respuesta sintomática de la existencia al deber de su deseo. Cualquier intento de estratificar, jerarquizar, darle prioridad a una práctica sobre las otras es siempre una operación que se inscribe en el discurso del Amo. Tal vez fuera deseable reservar la palabra "Perversión", que sin duda, como insisten los construccionistas, posee una tradición semántica negativa, más que para calificar a tal o cual práctica sexual, mas bien para evaluar la posición del sujeto en el ámbito que Lacan designa con la operación "Kant con Sade", ese espacio donde el sujeto se vuelve instrumento de la Ley obscena y explota la división subjetiva del otro en función de su certeza de goce. Según lo que este ámbito "Kant con Sade" califica, tanto hetero como homosexuales podrían estar o no en sus dominios" (Lacan, Foucault: el debate sobre el "construccionismo" Jorge Aleman)



Tenemos que abordar estos temas, ponerlos en discusión para pensar, y que cada uno saque su conclusión, esa fue y es mi intención. Para nada está la rigidez de ser dueño de la verdad revelada.

Por eso vuelvo a preguntar: ¿Qué es la perversión hoy? ¿Las categorías clínicas: neurosis, psicosis, perversión, siguen vigentes? ¿Usar estas categorías estigmatiza? ¿Podemos decir que los LGB y T no tienen inconsciente y no son incluibles en ninguna categoría clínica? ¿Es volver al siglo XIX? ¿La perversión hoy desapareció? ¿Ola tenemos que pensar de otra manera como propone Lacan y estámás vigente que nunca? ¿El pathos que nos abruma a todos lo sacamos del diccionario?

Ernesto Pérez

Psicoanalista

erperezpromenzio@gmail.com