Algunas puntuaciones que orientan la clínica
Ernesto Perez
“Escribir no significa convertir lo real en palabras
Sino hacer que la palabra sea real."
Augusto Roa Bastos
Punto 1: El síntoma
medico (lo objetivo) se diferencia del síntoma para el psicoanálisis (lo
subjetivo)
El cuerpo habla a través del síntoma en este
sentido es un signo a descifrar con su cara significante y su cara de
significado.
El síntoma es un signo que remite a dos
clínicas diferentes, la clínica de la mirada y la clínica de la escucha. En el
primer caso se trata de un síntoma como lo que significa “algo” para la mirada médica,
ese algo representa un referente orgánico corporal. Por ejemplo ictericia
significa alguna patología hepática. Se trata de la profundidad de la mirada
médica para escudriñar todos los signos que revela ese cuerpo, hoy en día esa
profundidad de la mirada esta ampliada por la tecnología que permite ver lo que
antes no se podía ver más que en la anatomía patológica: RX, ecografías,
tomografías, resonancias magnéticas, con o sin contraste y las endoscopias etc.
Clínica de la mirada clínica de un significante que remite a su referente
corporal
La otra clínica, la clínica que se desprende
de los desarrollos del psicoanálisis es una clínica de la escucha, entonces los
significantes representan a un sujeto, el sujeto de la enunciación, el síntoma dicho
en la voz del sufriente. Se abre todo el campo de subjetividad humana. El
síntoma representa al sujeto para una serie de significantes reprimidos
inconcientes que habrá que descifrar. Acá no hay referente sino una fijación traumática
inconciente.
Lo que ocurre es que el síntoma siempre tiene
las dos dimensiones una referencia corporal y un sujeto que tiene una historia.
Conviene escuchar al que sufre y no suponer inmediatamente un referente aunque
sea de los neurotransmisores a nivel cerebral, medicar con ansiolíticos y taponar
de esta forma la verdad inconciente que está en juego.
Punto 2: Plantear
el problema de la angustia y las patologías del acto
Otro problema a plantear es que muchas veces
nos encontramos con síntomas que no remiten en principio a ninguna historia
inconciente. La angustia no tiene representación, surge directamente del
trauma, pero de lo traumático no elaborado simbólicamente. Por eso Freud habla
de síntoma como formación del inconciente y algo que definía como el ello y era
el receptáculo de la pulsión de muerte. De allí tenemos la angustia, un agujero
en la simbolización allí donde el sujeto se enfrenta a lo que no tiene
palabras. Muchas veces esta angustia es tramitada a través de actos
patológicos, intentos de suicidio, agresión, y muchas otras salidas donde la
droga puede estar en juego. Habría que distinguir en este sentido lo que
llamamos acting del pasaje al acto.
El acting es un grito desesperado al Otro, es
una puesta en escena que tiene un destinatario, muchas veces la familia, o a
veces la sociedad entera cuando de lo que se trata es el robo o la agresión de aquellos
excluidos de lo social.
El pasaje al acto es una caída del sujeto de
toda posibilidad de conciencia de sí. Es un hueco en el pensar, el sujeto puede
cometer actos de los que no tiene ninguna conciencia y por lo tanto son más
peligrosos para sí o para terceros. Son los casos más frecuentes donde se
recurre a la internación.
Punto 3: Serie
complementaria freudiana para la formación de síntomas...lo traumático
Tenemos un trauma infantil reprimido que al
encontrarse con otro trauma lo actualiza y allí surge lo sintomático. El trauma
infantil reprimido es la consecuencia de los factores heredados, más las
fijaciones infantiles producto de escenas sexuales, escenas de abandono, de
muerte, etc. Se necesitan dos traumas para que el síntoma en el sentido
subjetivo se forme.
Punto 4: La toxicomanía
como síntoma
La toxicomanía puede ser síntoma de una
estructura clínica o puede ser efecto de un acting o pasaje al acto. En el primer
caso tiene que ver con lo inconciente del sujeto, en el segundo de angustia
insoportable que se tramita con la droga.
Puede ser por lo tanto síntoma de una
neurosis, una psicosis o una perversión, para citar las tres estructuras que
plantea Freud. Síntoma de una estructura neurótica histérica, obsesiva o fóbica,
o síntoma de una psicosis esquizofrénica o paranoide.
Si se trata de una neurosis obsesiva, la
compulsión es una forma de la adicción, la compulsión mental en esta enfermedad
de no poder dejar de pensar en determinadas cosas, y la compulsión en la
conducta como puede ser comer, jugar con la computadora y también drogarse y no
poder parar. Muchas veces la droga está asociada a conductas compulsivas pero a
veces es usada para tratar de calmar la compulsión ideatoria mental y a veces
estas dos alternativas están mezcladas.
En la histeria, se trata de una identificación
al objeto del deseo del Otro, que puede ser un amigo, Son aquellos adolecentes
que fuman porque todos lo hacen y es un empuje irresistible y contagioso.
En la fobia tenemos la droga como objeto
fetiche, como objeto contra fóbico. El miedo a encontrarse con el otro sexo
hace que se recurra a un trago, a un porro o a la cocaína.
En la Psicosis tenemos la droga como suplencia
es decir es la droga lo que produce cierta estabilización del cuadro y el
sujeto encuentra cierto lazo social. Esto plantea todo tipo de problemas en el
tratamiento porque son casos llamados duales, donde nunca sabemos si es una
adicción que llevo a la psicosis o al revés.
En las perversiones como parte del acto sexual,
donde se trata de distintas fantasías que se pueden poner en juego con esa
excusa.
Hay una relación entre exclusión social,
marginalidad, desenganches del deseo del Otro y distintas salidas dentro de las
cuales está la droga y los acting a veces asociados como el robo etc.
Pero también es un fenómeno que se da en todas
las clases sociales, así en el tema adicción vemos al chico rico yendo a la
villa a comprar “la merca”, donde muchas veces le roban todo pero vuelve con la
droga, mientras sus padres están en importantes reuniones de trabajo y luego
tienen que ir a buscarlo a la policía.
Punto 6: El
médico y las psicologías cognitivas pensando en un referente cerebral al nivel
de los neurotransmisores se proponen una medicación adecuada y un reaprendizaje
de la realidad del adicto, desconociendo los factores inconcientes y sociales
que están siempre presentes.
Allí aparecen planes de internación compulsiva
con sistemas muy rígidos de convivencia, que al no tener en cuenta la
subjetividad que está en juego hacen muy difícil el pronóstico. Proponemos
orientarnos por pensar síntoma y estructura porque la maniobra terapéutica será
caso por caso.
Punto 7:
Estamos viviendo un cambio de época que implica un cambio en la subjetividad. Una
época donde se comprueba la caída de los ideales, el padre ya no sostiene la
ley, en el mejor de los casos es un buen profesor de cómo manejarse en la vida,
impera el individualismo y el exitismo y los jóvenes tienen cada vez más
dificultades en encontrar su lugar. Esta
sociedad capitalista y neoliberal promueve la segregación social y al mismo
tiempo distribuye droga como parte de un gran negocio.
Punto 8: Actitud
del terapeuta: ¿puesta de límites?, ¿reforzar el yo?, ¿interpretar? , o la
autenticidad del acto analítico: alojar al sujeto en el Otro como comienzo de
un cambio.
“...es que al fin todo sufrimiento es sólo
sensación, no subsiste sino mientras lo sentimos, y sólo sentimos a
consecuencia de ciertos dispositivos de nuestro organismo. El método más tosco,
pero también más eficaz, para obtener ese influjo es el químico: la
intoxicación”
Sigmund
Freud Malestar en la cultura
Ernesto Pérez
Psiquiatra y Psicoanalista
erperezpromenzio@gmail.com
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