Subjetividad de la Época

Subjetividad de la Época
Ernesto Perez

"No hay otro tiempo que el que nos ha tocado"
Serrat
Significantes Amos que nos determinan. Que nos arrastran a una forma de gozar es decir de sufrir.
¿ideologías?: las ideas de la conciencia individual y del imaginario social,
¿los episteme?: conocimientos que los filósofos marcan como el filo de lo discontinuo en un período.
Mentalidades que la historia construye en un momento dado. Aquello que permanece y perdura en un tiempo y que conforman una época, del griego "epéchein": lo que continua, lo que persiste...

Pero " es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es por ende, en ese sentido, inactual; pero justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros.” Giogio Agamben

Morir es un arte,
como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
Silvia Plath


domingo, 29 de enero de 2017

A propósito de un poema de Samuel Beckett


ENTONCES AMANECIÓ

Redime lo que reemplaza a los adioses
La sábana de agua que navega en tu mano
A quienes nada tienen ya para la tierra
Y el espejo sin niebla encima de tus ojos.
                                                      Samuel Beckett

Este poema está escrito a raíz de la muerte de su padre acaecida en 1933. Lo que le causo al autor un gran desorden emocional y corporal por lo cual Beckett es asistido por Bion psicoanalista inglés, tenía 26 años. De esta época son sus primeros trabajos. El texto recién publicado el 10 de noviembre del 2008, pertenece a ese momento de profundas transformaciones personales. 

Me permito analizar este poema que siempre me gusto tal vez por lo enigmático

Redimir es librar del dolor, para el cristianismo librar de dolor a todo el género humano por el sacrificio de Cristo.

Librar del dolor que reemplaza el adiós. La perdida, el tiempo del que estamos hechos. La muerte del padre que lo deja solo ya que el se sostenía de esa mano frente a una madre justamente muy católica y que el aborrecía. Decía tener recuerdos catastróficos de su vida  prenatal y de su parto, y el haber nacido en viernes santo lo relacionaba con su vida de desasosiego y sufrimiento.

La sabana, se refiere al lienzo con la cual se secó, se calmó el dolor de Cristo y que forma parte de la redención.
¿A quienes redime esa sabana de mar en tu mano? a los que nada tienen en la tierra, a los que han perdido todo, la fe, la esperanza, el deseo de vivir. Beckett se encontraba así, sin lugar, y con una desesperación profunda. La mano es la mano del padre que lo sostenía y también a partir de aquí su propia mano de escritor

La sabana de mar navega en tu mano...¿una caricia es lo que calma tanto dolor?. Una caricia que viene con la letra escrita justo en el borde del tormento.
 



El último verso me parece el más significativo, porque mirarse en el espejo de tus ojos sin niebla, es ver sin el velo del fantasma que cubre el horror, ¿Es ver la mentira de la que estamos hechos?...
De allí el dolor y tal vez lo que lo calma.

Entonces, allí amaneció. Samuel Beckett encuentra la escritura. Una escritura del sinsentido y del absurdo esperando a Godot. Esperando en el hastío lo que nunca va a llegar.

Beckett le dice adiós definitivamente a encontrar un lugar en la tierra, le dice adiós a encontrar un sentido, una existencia marcada por el fracaso en su ser solo será posible de ser sobrellevada con su escritura. Una escritura que aspira a mejorar ese fracaso existencial una y otra vez. Por esta particularidad le hace decir a Lacan que salva el honor de la literatura.

Ernesto Perez

 

 

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