Subjetividad de la Época

Subjetividad de la Época
Ernesto Perez

"No hay otro tiempo que el que nos ha tocado"
Serrat
Significantes Amos que nos determinan. Que nos arrastran a una forma de gozar es decir de sufrir.
¿ideologías?: las ideas de la conciencia individual y del imaginario social,
¿los episteme?: conocimientos que los filósofos marcan como el filo de lo discontinuo en un período.
Mentalidades que la historia construye en un momento dado. Aquello que permanece y perdura en un tiempo y que conforman una época, del griego "epéchein": lo que continua, lo que persiste...

Pero " es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es por ende, en ese sentido, inactual; pero justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros.” Giogio Agamben

Morir es un arte,
como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
Silvia Plath


lunes, 2 de junio de 2014

HER: "sin cuerpo, pero ¡oh!, que voz...."

La película de Spike Jonze, Her, tiene en este momento en Nueva York un gran éxito (…) ¿Por qué tanto éxito para esta película. Los cinéfilos encontrarán todas las razones que quieran desde el punto de vista de la estética, la poética, la actuación, etcétera, y tendrán razón. Pero la verdad de la película es que un hombre se enamora de un software, es decir, de una mujer que no existe, reducida a un objeto a: la voz. Y The New York Times no se equivoca al titular Sin cuerpo, ciertamente, pero oh, qué voz.
Her, ¿será necesario volverlo a decir? no es She. Her designa el complemento de objeto. Muy masculino, dirá usted, y lacaniano: el hombre, primero, busca en la mujer el objeto que falta y lo vuelve un fetiche. En Her, la voz. Que aquellos psicoanalistas que practican el análisis por teléfono empiecen a preocuparse...
Desde luego esto se complica una vez que el señor, un poco cansado de la buena escucha, pide que su fetiche tome cuerpo. Es un enamorado desamparado. Descubre que la voz no es la mujer , y que hay un no sé qué más allá del objeto que se impone para que las cosas funcionen entre un hombre y una mujer.
En resumidas cuentas, el amor se sostiene solamente si hace un puente sobre el vacío de la no relación entre los sexos y así mantiene el deseo. El amor verdadero, como el objeto verdadero, impone esa dimensión de vacío que Lacan intentaba hacer entender, hablando del objeto a como vaciador, su color de vacío, sustancia episódica, maneras de hacer saber que la pulsión finalmente no es sin objeto, pero también que no tiene objeto en el sentido de un objeto pulsional único: oral, anal, escópico, invocante, etcétera. De ahí las páginas esenciales del Seminario XI sobre la tarea de la mirada y la crítica radical de Sartre y de Merleau-Ponty.
La deliciosa voz, tan sexy de la coprotagonista de Joaquin Phoenix, seductor geek un poco bobo (del francés, bohemio, burgués), intenta hacernos creer lo contrario. En todo caso, él cree antes de darse cuenta de que cree lo que es bueno. En ese momento, su fantasma empieza a ceder. Y no se deja engañar (por su fantasma): creer que una mujer es un objeto en su mano. Eso que venía a obturar la nostalgia donde estaba atrapado respecto a su ex-mujer, con quien está en proceso de divorcio.
Así, encuentra una compañera de trabajo, ella también en falta: la acaba de dejar su pareja. Los dos fracasados del amor se encuentran, tanto el uno como el otro dispuestos a nuevas peripecias (amorosas) menos ficticias, apostando por el desplazamiento del goce solitario hacia el compañero-síntoma.
Un nuevo amor”.

PIERRE-GILLES GUEGUEN

Recomendamos leer: http://www.eticaycine.org/Her

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