George Simenon, el creador
del personaje detectivesco el Inspector Maigret. Estos personajes creados, como dice Luis
Guzmán en el prólogo del libro: Maigret; Sherlock Holmes de Conan Doyle o
Poirot de Agatha Christie realizan el sueño y la fantasía de una curiosidad y
un afán de investigación que es universal. El lazo se inaugura a partir de
que G .Simenon fuera invitado a ocupar
el lugar de Presidente del Jurado para el festival de cine en Cannes donde se exhibía la “Dolce Vita”. Se suponía
que no habría sobre el jurado, presión
de organizadores ni de productores, pero
no fue así. Cumplir con su tarea, al escritor le costó
varias discusiones y enemistades, ya que solo obedeció a su predilección
estética. Henry Miller lo apoyó junto
con unos pocos otros y así entre silbidos, y algunos aplausos
le otorgaron la Palma de oro a Federico Fellini.
La Dolce Vita,
luego se convertirá en un hito de la historia del cine. Pero hasta ese entonces Fellini era un caricaturista, periodista poco conocido,
asistente de dirección, guionista y director de unas cuantas películas sin
mucho reconocimiento, mientras que Simenon era ya un gran escritor a quien Fellini en sus 17 años, luego de haber
leído en una sola noche 3 de sus
libros, le confiesa haber enfermado de una ilimitada admiración por el escritor.
Así, dos formas estéticas: la literatura y el cine
comienzan una larga conversación. Dos hombres del arte con algunas afinidades,
como el interés por el psicoanálisis, en especial por Gustav Jung; a Freud
ambos reconocen tenerle miedo, miedo al Freud de las angustias, del
malestar, de las obsesiones, pero aunque los intimida y abruma, en él reconocerán al
gran Maestro. Jung será para ellos alguien más accesible, un compañero
de viaje, un hermano mayor.
Años después, Fellini hará
pública su admiración por Simenon en una
entrevista: ¿En qué consiste para Ud. la
creación artística? Y el dirá:”Simenon es un ejemplo claro de ello, él es
un médium invadido por seres fantásticos; un hombre creativo siempre es un
médium que atrapa y materializa una dimensión fantástica, a través de palabras,
colores, imágenes”. “una vez un periodista le pregunto a Simenon como escribe
un libro: “a veces, contestó, todo comienza con un olor desconocido, el olor a
fritura hace surgir una cocina en una pequeña ciudad, luego entran las personas
a la cocina…” en el caso de un artista “sensual” todo comienza con un contacto
físico con la realidad. En mi caso es igual, dirá Fellini, antes de comenzar a filmar una película no sé
casi nada acerca de ella. Intento crear una atmósfera determinada, con un
ritual siempre igual, como un mago. Son ante todo los rostros los que me ayudan
a materializar mi idea. Miro a las personas a los ojos, a los actores o a los
que no lo son, y sus caras me dicen: míranos atentamente, cada uno de nosotros
es una pequeña parte de tu película…todo transcurre como si la película ya estuviera
totalmente terminada fuera de mí… El artista es quien encuentra su relación
personal con este magma fantástico y el que sigue perforando a través de un
pequeño agujero hasta que su fantasía se materializa. Y también debe admitir
que la fantasía no se materializa de una sola vez sino mediante un acierto
después del otro…veo una pequeña cola y
tiro y tiro, hasta que finalmente descubro un elefante”
Luego será Simenon quien le
rendirá su tributo a Fellini: “Sabe, yo nunca voy al cine...Algo así no me había
pasado nunca…cuando vi su película Casanova lloré… ¿Ud. es conciente de que ha
creado su obra maestra?...con ese fresco ha logrado hacer la más hermosa
historia de cine, un verdadero psicoanálisis de la humanidad…”.
El intercambio de cartas, darán cuenta del lazo que irá construyendo esa relación; en distintos tiempos tomará
una forma fraternal “siempre es maravilloso descubrir un hermano en alguna
parte” dirá Simenon; o paternal
“que nos encontremos y podamos conversar un poco, ya me convierte en un
pequeño niño excitado”, “ ya empecé 3 veces esta carta y después de dos o tres
renglones la rompí, en parte la culpa la tiene la cinta que mancha el papel,
pero en parte también mi respetuoso temor a escribirle” responderá Fellini.
Del intercambio epistolar recupero una carta en particular que nos
permita quizás a nosotros, en tanto psicoanalistas, poder avanzar por el fascinante y misterioso
camino de la creación.
Chianchiano agosto de 1976
“Mi querido Simenon: …la
carta es larga, recorto un párrafo:“Lo retengo un poco, pero deseo contarle algo más para mostrarle cuán fructífero ha sido el encuentro con su fantasía y fuerza creadora. Va a hacerle una gran confidencia, le relatará un sueño que tuvo hace dos años antes de empezar a filmar Casanova.”
”Estaba atravesando una etapa difícil. Inactividad, falta de confianza en mí mismo, paralización, odio a la película, la sensación de haberme metido en un callejón sin salida, largas noches en que me rompía la cabeza y llegaba a las ideas más abstrusas de cómo podría anular el compromiso sin que los perjuicios fueran demasiados. ¿Qué tengo yo que ver con Casanova?, me preguntaba; ¿qué es lo que sé sobre el siglo XVIII?; Siempre me desagradaron los grabados en madera y las pelucas blancas. Además ¿tiene sentido rodar una película en una lengua que no es la mía?....montañas de papeles escritos y luego rotos…una violenta ira enfurecida contra todos los que intentaban animarme; me sentía atrapado, atado, condenado a hacer una película profundamente ajena a mi temperamento, a mi fantasía, sobre una persona que no me pertenecía, que no me era simpática… En una de esas noches “soñé que me despertaba el tecleo inacabable de una máquina de escribir. Me di cuenta de que me había quedado dormido en un gran jardín humedecido por el rocío con grandes árboles llenos de hojas verde profundo, más abajo, en medio de un claro en el que crecía el pasto había un edificio parecido a una torre. El tecleo de la máquina de escribir venía de allí. Me acerqué y ya no se escuchaba ningún ruido. En puntas de pie me asomaba a una ventana y veía una habitación, blanqueada con cal como una celda, un hombre estaba allí. Un monje que hacía algo que yo no podía ver porque estaba de espaldas. Estaba sentado y alrededor de sus pies había un grupo de niños y niñas pequeños que se reían, bromeaban tocando sus sandalias y el cordón de su sotana. Finalmente el hombre se daba vuelta y era Simenon. En su mentón llevaba pegada una barbita blanca-reconocí en seguida que era una barba falsa- de maquillaje. Sorprendido y también un poco decepcionado, no me lo podía explicar, hasta que oí una voz a mi lado que decía “es falsa”, seguro que es falsa, él no es viejo sino muy joven, mucho más joven que antes”. ¿Y qué hace? preguntaba yo en el sueño, “pinta su nueva novela, lo ves? Ya pintó más de la mitad, es una hermosa novela de Neptuno”. Luego la voz desapareció y me desperté.
Casi como asociando sobre el
sueño, le cuenta además a Simenon, que había olvidado decirle que uno de los
motivos de la depresión en esa etapa también consistía en la desagradable
conciencia que tenia de haber superado los 55 años y de estar acercándose
irremediablemente a los 60. (Simenon
tenía en ese momento 73 años).
Lo que fue sorprendente e
indiscutible para Fellini, es que a la mañana siguiente de ese sueño, sintió
que la tensión cedía, la película parecía menos odiosa y comenzó a trabajar.
Fellini interpreta en parte
su sueño, si bien son elaboraciones secundarias le permiten reconocer que sin duda algo
destrabó la dificultad con la
lengua inglesa, lo dice así “si Simenon hasta podía pintar sus novelas porque no iba yo a poder hacer una película en
una lengua extranjera?”; agrego, también
gracias al sueño la ajenidad con el personaje Casanova deja de ofrecer resistencia al trabajo de la
creación, en el sueño se deshace el
rechazo, el prejuicio. La figura de Neptuno, dios de las profundidades del mar,
parece invitarlo a revisar sus profundidades y entonces Casanova es admitido
como personaje que debe vivir profundamente en su interior. Se somete a la
decisión de su deseo.
No es mi intención, ni
corresponde interpretar este sueño. En
sí mismo el sueño ya es una interpretación que el sujeto se otorga; pero sí servirme de él en lo que hace a su
función, como aquello que promueve, que da impulso a la creación artística. Me interesa subrayar que es un sueño como dice Fellini que lo
despertó. En el sueño, hay un llamado
del Otro/otro (Simenon representado en el tecleo de la máquina de escribir que
lo mueve, lo lleva, lo invita a espiar, curiosear, investigar lo infantil. Es
el tecleo de la máquina de escribir
quien lo despierta, ya que Fellini sueña que estaba soñando.
Tampoco puedo dejar de leer
ese significante que insiste Blanco, Bianco, Blanc. Repetición significante, letras
inconcientes que orientan al sujeto, solo diré esto.
Retomando mi línea de
preguntas, es importante en esta lectura, ir paso a paso. Partiendo de lo
previo a la fabricación del sueño, me refiero al estado de ánimo del sujeto
antes de disponerse a “dar el salto”, retomemos las palabras del artista:
estaba atravesando una situación de paralización, de falta de confianza en mí
mismo, con alteraciones del carácter, dudas, apremios, exigencias,
atascamiento, y como salida infructuosa de ese estado la ira, el desagrado, la
furia, la violencia. Es la descripción de un sujeto atrapado bajo la demanda del Otro: “¿cómo podría
anular el compromiso sin que los perjuicios fueran demasiados?”.
División subjetiva que lo
lleva a preguntas, tales como, ¿en qué
me metí?, ¿que tengo yo que ver con todo esto, que me es ajeno y me desagrada?
Distintos afectos se manifiestan, desde la inhibición, el embarazo, el síntoma
y aún el pasaje al acto. Toda una sacudida
respecto del fantasma.
Otro elemento que resulta
interesante y a la vez enigmático en este proceso, es que se trata de un
creador, y Casanova no es su primer obra;
Fellini ya ha pasado por películas
que fueron consagradas
inscribiendo su nombre y estilo
en la cultura: lo Felliniano.
Entonces, resulta llamativa tal desazón ante
la nueva obra. ¿Cuando pensamos que la sublimación no es sin la represión, sino
más allá de ella, quizás deberíamos hacer entrar en la cuenta que ese “salto” a
la invención no se realiza de una vez y para siempre? Me refiero a la castración
del Otro. ¿Para el artista cada nuevo quehacer creativo, y no cualquiera, sino
aquel que vuelva a poner en jaque al fantasma alimenta nuevamente la barrera de
la represión, trae su retorno y obliga
al sujeto a un nuevo trabajo de franqueamiento para modificar, cambiar el
trayecto que la fijación ha impuesto a la pulsión? ¿Se trata una vez más de
luchar para vencer las ataduras que se han recreado; desatar las
inhibiciones que una vez más han reverdecido?
Dice Juan Ritvo, en un
exhaustivo trabajo sobre “La Sublimación: Trayectos y problemas”, publicado en
la Revista Redes de la letra Nro. 14, lo siguiente:
“sí, podemos decir de
alguien que ya dio el salto, que algo debió producirse en su psiquismo, alguna
abertura que funcionó, retrospectivamente, en su estructura pulsional, como
condición de posibilidad. Abertura que puede constituir -y de hecho lo hace- un
vehículo para la alegría, para la voluptuosidad… (Página 22)
Lo que ubico aquí, como la
condición de posibilidad para el salto a
la invención es que se produce mediante el trabajo de elaboración que hace el
soñante en relación a su sueño; es allí gracias al sueño, podríamos decir que se gesta una abertura en
su estructura pulsional, algo allí se desata,
se desvanece y permite superar el estancamiento libidinal. En el decir
de Freud: Trabajo de elaboración del sueño.
Aquí, el sueño marca,
inscribe un antes y un después en el psiquismo del sujeto, y abre el camino
hacia la creación.
Simenon le responde sobre aquella confesión
que le contó, que se parece a ciertos sueños que él también tuvo, dice: “yo
también conozco momentos de vacío y ya estuve tentado cientos de veces en mi
vida a abandonar la escritura…creo que esto es totalmente natural y juraría que
también a hombres como Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci les debe haber sucedido
a menudo….lo que más admiro en Ud. Es que se haya liberado de todas las
coerciones, de todos los tabúes, de todas las reglas. Siga mi querido amigo a
pesar de todas las resistencias y regálenos obras maestras con su gran
intuición.
Para finalizar, quiero
recordarles que en el comienzo de la
película Fellini presenta a Un Giacomo Casanova de 73 años rememorando….
Nelly Urbina
Integrante del Servicio de
adultos turno tarde del Centro de Salud Mental Nro.3 “ A. Ameghino”Docente de la Escuela de Postgrado del Centro de S. Mental Nro. 3 “A. Ameghino”
Comentario:
1) Yo creo que en la
creación el fantasma es la creación misma...en el sueño Fellini se dice a
través de Simenon: "Pinta tu nueva novela" y filmar tal vez sea eso
pintar la novela de la historia infantil donde el deseo perverso se bordea..2) En el sueño Fellini se desdobla en Simenon y los niños que juegan: volver a ser un niño que juega...no es eso mismo el principio de la creación?
Hola:
ResponderEliminarGRACIAS Ernesto por este artículo tan rico: sueños, elaboración, fantasma, creación...
Leer desde lo epistolar un entramado con enigmas y algunas respuestas posibles sobre el acto creador siempre apasiona y nos remite a algún/os sueños que nos marcaron un antes y un después en nuestros días. Tal vez días menos radiantes en cuanto a las creaciones artísticas, pero no por ello menos faltos de sed de ellas...
Amo el cine y las novelas de Maigret... (que se llevaron al celuloide con pasión), y creo que en ambas formas nos atrapan los fantasmas que en ellas anidan: ficciones de las ficciones fundamentales de los sujetos. Creo que ahí hay un nudo-enigma que hace que el goce estético sea posible y nos seduzca.
Cuando en una producción hay rasgos que se huelen, -aunque sin tocarnos, sólo nos rozan-, se produce algo maravilloso que es sin saberlo, sólo nos sucede. ¡Y cuántos efectos luego de un libro, de un film, de una carta...!! ¡No?
Me parece, también, que es riquísimo leer, y más luego de unos años, las tramas epistolares que ligaron a los sujetos: por el amor-amistad, por las posiciones ante el otro y el Otro, y por los horizontes nuevos que allí se descubren y que se nos pueden abrir, en lo singular, para recrearnos, (¡y, además, en lo cotidiano!!).
Rescato algo que escribió Nelly Urbina: el JUEGO en la niñez. ¿Por qué tan importante, crucial? Porque es un acto creativo donde el sujeto hace sin saber su lugar; se da un lugar en una historia aún no desplegada. Es la grandísima antesala del fantasma, y la posibilidad compleja y rica de sustituir y agiornar la ficción fundamental por otras que vayan bordeando y bordando lo enigmático del deseo. ¡Más creatividad ficcional que ellos...!
Cariños.
Marta de Toro.(12-5-2016)