Un Comentario de la
clase 10 del Sem. 21 de Lacan
(inédito, en la versión circulante pag. 125, 126, 127)
“En Roma prometí, para ya no sé cuándo, dar
una conferencia sobre el amor y la lógica. Al prepararla advertí la enormidad
de lo que soporta mi discurso, pues prácticamente no hay nada que me haya
parecido dar cuenta de ello en el pasado, por poco que fuere. Advertí que al
fin de cuentas no por nada Freud, en lo que yo citaba la vez pasada, el
intitulado Psicología llamada justamente "de las masas" y Análisis
del Yo, confronta la identificación con el amor, y sin el menor éxito, para
intentar tornar aceptable que el amor participa de una u otra manera de la
identificación. (1)
Sencillamente, allí está indicado que el amor
tiene que ver con lo que yo aislé bajo el título de Nombre-del padre. Es muy
extraño. El Nombre-del padre al que antes aludí irónicamente, cuando dije que
tendría relación con la antigüedad de la familia, ¿qué puede ser? ¿Qué es lo
que el Edipo, el susodicho Edipo, nos enseña sobre esto? (2)
Y bien, no pienso que esto pueda abordarse de
frente. Por ello, en lo que hoy proyecté decirles, y sin duda en razón de una
experiencia que a mí mismo me había fatigado, quisiera mostrarles cómo se
amoneda ese nombre, ese nombre que en pocos casos no vemos al menos reprimido.
(3)
Para llevar ese nombre no basta que aquella en la que se encarna el Otro,
el Otro como tal, el Otro con 0 [A] mayúscula, aquella digo en quien el Otro se
encarna —no hace más que encarnarse, encarna la voz— a saber, la madre, la
madre habla, (4)
la madre por la cual la palabra se transmite, la madre, hay
que decirlo, es reducida a traducir ese nombre (nom) por un no (non),
justamente, “el no” que dice el padre, lo que nos introduce en el fundamento de
la negación. (5)
Cabe preguntarse si se trata de la misma negación que forma
círculo en un mundo, que al definir alguna esencia, esencia de naturaleza
universal, o sea lo que se soporta del todo, —justamente rechaza, ¿qué
rechaza?— fuera del todo, llevado por ello a la ficción de un complemento al
todo, y hace a todo hombree responder: por eso (. . .) lo que es no-hombre, ¿no
se siente acaso que hay una abertura (béance) de ese no lógico al
decir-no?. Al decir-no proposicional,
dirija yo, para soportarlo. A saber, lo que hago funcionar, en mis esquemas,
acerca de la identificación sexual, o sea que todo hombre no puede confesarse
en su goce, es decir en su esencia, fálica para llamarla por su nombre, que
todo hombre no llega sino, al fundarse sobre esta excepción, de algo, el padre,
en tanto que proposicionalmente él dice "no" a esa esencia. (6)
El
desfiladero del significante por el cual pasa al ejercicio ese algo que es el
amor, es muy precisamente ese Nombre del Padre que sólo es no a nivel del decir,
y que se amoneda por la voz de la madre en el decir no de cierto número de
prohibiciones; esto en el caso, en el feliz caso, aquél donde la madre quiere,
con su pequeña cabeza, proferir algunos cabeceos.(7)
Hay algo cuya incidencia quisiera indicar.
Porque se trata del sesgo de un momento que es aquel que vivimos en la
historia. Hay una historia, aunque no sea forzosamente la que se cree, lo que
vivimos es muy precisamente esto: que curiosamente la pérdida, la pérdida de lo
que se soportaría en la dimensión del amor, (8)
si es efectivamente no la que yo
digo —yo no puedo decirla—, a ese Nombre del Padre se sustituye una función que
no es otra cosa que la del "nombrar para" [nommer á. Ser nombrado
para algo, he aquí lo que despunta en un orden que se ve efectivamente
sustituir al Nombre del Padre. Salvo que aquí, la madre generalmente basta por
si sola para designar su proyecto, para efectuar su trazado, para indicar su
camino.(9)
Si definí el deseo del hombre por ser el deseo
del Otro, esto es lo que se señala en la experiencia. E incluso en los casos
donde, por azar, ocurre que por un accidente ella no esté más allí, es sin
embargo ella, ella, su deseo, lo que señala a su crió ese proyecto que se
expresa por el "nombrar para". Ser nombrado para algo, he aquí lo
que, para nosotros, en el punto de la historia en que nos hallamos, se ve
preferir —quiero decir efectivamente preferir, pasar antes— lo que tiene que
ver con el Nombre del Padre.(10)
Es bien extraño que aquí lo social tome un
predominio de nudo, y que literalmente produzca la trama de tantas existencias;
(11)
él detenta ese poder del "nombrar para" al punto de que después
de todo, se restituye con ello un orden, un orden que es de hierro; (12)
¿qué
designa esa huella como retorno del Nombre del Padre en lo Real, en tanto que
precisamente el Nombre del Padre está verworfen, forcluido, rechazado? ;(13)
y
si a ese título designa esa forclusión de la que dije que es el principio de la
locura misma, ¿acaso ese "nombrar para" no es el signo de una degeneración
catastrófica?”(14)
COMENTARIO
(1) Pareciera que Lacan va a tratar de
articular dos cosas bien distintas desde la psicología: Amor y Lógica. Refiere
que justamente Freud llama Psicología a algo que tiene que ver con las masas y
con el Yo, y que la relación entre amor e identificación en su razonamiento no
es para nada aceptable (amor que no se resuelve en el objeto y que vía de la
regresión terminaría en identificación)
(2) El amor es relacionado con el padre en ese
texto de Freud, en la primera identificación, la preedípica, esto “es muy
extraño” dice. La identificación secundaria al rasgo unario como Lacan lo
plantea en el seminario de la identificación, es al padre pero es mas allá del
amor, puede ser por odio etc. Entonces se pregunta que nos puede enseñar Edipo
sobre esto?
(3) Entonces comienza con un rodeo, y refiere
que El Nombre del Padre se amoneda, esta es la novedad. Que se amoneda puede
darnos a entender que se cifra, se acuña, y esa cifra puede circular y hacer
lazo social. Los pocos casos que no vemos reprimidos ese nombre es la psicosis.
(4) La madre es el primer Otro que habla y mas
allá de ocupar el lugar de las leyes del lenguaje encarna: La Voz. Es decir
algo real, del objeto real se anudan en la madre.
(5) La madre encarna el fundamento de la
negación al encarnar un “NO” que traduce el NO del Padre. Es decir si amoneda
el Nombre del Padre es que transmite esta negación, que no es un no gramatical,
sinó que tiene que encarnarlo con algo del cuerpo.
(6) En estos párrafos Lacan se pregunta si
este no, no es idéntico al no lógico, proposicional, y termina confirmando que
es su fundamento.
Es decir que con este no. la madre abre la
posibilidad de que el humano entre en el razonamiento. La lógica del Todo y del
No-Todo.
Es decir que ese NO que amoneda el Nombre del
Padre es otra forma de introducir la castración. La esencia que tiene su limite
en una excepción.
(7) después de estos rodeos Lacan precisa que
ese Nombre del Padre que Hace que el desfiladero del significante pase, se
inscriba, es El Amor.
Y
vuelve a recalcar el papel fundamental que tiene el decir de la madre, su
decir, no sus dichos es decir algo que se hace con el cuerpo y por eso trae los
cabeceos que pueden traducir esa Negación.
El Amor además como algo practicable, no se
trata de ninguna ficción idealizante, ni de ningún sentimiento, se trata de una
ejercicio del amor.
(8) Aquí se señala como en la historia este
amonedamiento del Nombre del padre con Amor se esta perdiendo y esto tiene una
incidencia en la subjetividad de la época.
(9) Sustitución en la época histórica que nos
toca vivir del Nombre del Padre que hace del Amor algo ejercitable por una
función “Ser Nombrado Para...”
Este Ser Nombrado Para... como sustitución del
Nombre del Padre implica el despuntar en lo social de Un Orden Nuevo, que la
madre sola puede designar y efectuar su trazado.
Es decir ese orden que se impone en lo social
es cuando la madre no traduce el Nombre del Padre y Nombra por sí sola el
proyecto de su deseo.
Podríamos acá recordar cuando Lacan plantea
cuando el deseo de la madre es una Ley de capricho o en el seminario 17, donde
plantea que su deseo es la boca de amenazante del cocodrilo que hace Estrago.
(10) En estos párrafos plantea que existe algo
que es del orden de la elección: “de preferir” pasar antes El Nombre del Padre
o este Nombrar para...
(11) Lo social anuda en la constitución
subjetiva. Habría un anudamiento por el Nombre del Padre y un anudamiento a
través de ser nombrado para...
Y en este último caso no podemos dejar de leer
una nominación utilitaria: Te nombro para... y en esos puntos suspensivos
podríamos poner su utilidad social? Para que discurso Amo? lo que Lacan llama en su seminario XVII el nuevo amo universitario?
(12) Ese nuevo Orden que sustituye al Nombre
del Padre es un Orden, es decir no es el caos, es una ley, pero ese Orden, nos
dice, es de Hierro: Un Orden sin amor ejercitable.
(13) Nuestra época signada por la forclusión
del Nombre del Padre implica la emergencia en lo real de este Orden de Hierro,
donde ser Nombrado para... cobra un sentido estabilizante del sujeto y la
estructura social del nuevo discurso Amo.
Pero aquí Lacan se pregunta por la huella de
verdad que esto estaría mostrando.
(14) Y con signos de pregunta se responde: Es
el signo de una degeneración Catastrófica.
Decir Estrago es poco. Degeneración
catastrófica nos lleva a pensar sujetos y sujetos por generaciones surgidos con
una tara devastadora: Una Ley de Hierro que hace un nudo donde las relaciones
humanas se vayan transformando en producción para el Amo sin ningún amor
ejercitable. En una identidad maquinal donde lo único que importa es realizar
el programa para el cual lo social nos marcó.
Para terminar este comentario Lacan en este
mismo Seminario, en la clase siguiente, vuelve al tema: alertando que muchas
Escuelas de Psicoanálisis están tomando esta dirección y que: “Uno no puede Ser
Nombrado Para... el psicoanálisis”.
Intentaremos ahora graficar estas
consideraciones de Lacan:
El cambio que produce en la época lo que
llamamos Degeneración Catastrófica tiene los siguientes parámetros:
1) El Otro no funciona como Nombre del Padre
Amonedado, El Otro responde a Una Ley DE Hierro.
2) Como consecuencia La identificación al
Ideal cae y es sustituida por El Ser Nombrado Para... lo que el Amo actual
mande servir.
3) Esto implica una perdida de un amor
practicable en el vinculo social que sería reemplazo por un vinculo maquinal, y
funcional.
4) Esta Ley de Hierro implica un Otro de Goce
que aplasta el deseo y la significación del sujeto va a estar dada por una
regresión narcisista al estadio del espejo bajo la forma de cinismo o sumisión.
5) El objeto técnico sustituye a los objetos
del deseo, y entonces el narcisismo se tapona con los gagets y las marcas que
el capitalismo amontona, produciendo una identidad siliconada.
(Aquí viene el grafo del deseo modificado)
Ernesto
Pérez