Subjetividad de la Época

Subjetividad de la Época
Ernesto Perez

"No hay otro tiempo que el que nos ha tocado"
Serrat
Significantes Amos que nos determinan. Que nos arrastran a una forma de gozar es decir de sufrir.
¿ideologías?: las ideas de la conciencia individual y del imaginario social,
¿los episteme?: conocimientos que los filósofos marcan como el filo de lo discontinuo en un período.
Mentalidades que la historia construye en un momento dado. Aquello que permanece y perdura en un tiempo y que conforman una época, del griego "epéchein": lo que continua, lo que persiste...

Pero " es verdaderamente contemporáneo, aquel que no coincide perfectamente con éste ni se adecua a sus pretensiones y es por ende, en ese sentido, inactual; pero justamente por eso, a partir de ese alejamiento y ese anacronismo, es más capaz que los otros de percibir y aprehender su tiempo”. “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros.” Giogio Agamben

Morir es un arte,
como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
Silvia Plath


sábado, 20 de julio de 2013

Gente necesaria

Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales,
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.

... Hay gente, que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas.
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.

Lima Quintana
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sábado, 13 de julio de 2013

Creación de un lugar donde el baile puede ocurrir

Flamenco, un arte popular moderno.
Giorgio AgambenA partir de un comentario de Ramón Gaya sobre la bailaora Pastora Imperio, Giorgio Agamben, Doctor en Derecho y profesor de Estética de la Universidad de Verona, definió el baile flamenco como "creación del lugar donde el baile podrá, tal vez, ocurrir". Es decir, para Agamben el baile flamenco, no es un acontecimiento, no es algo que ocurra en un sitio (que "tenga lugar"), sino una probabilidad (una cosa que "podrá, tal vez, ocurrir"). "No es, por tanto, un ser espacial, sino temporal", explicó en el inicio de su intervención en el seminario Flamenco, un arte popular moderno.
Un tratadista italiano del siglo XV, Domenico de Piacenza, ya apuntó esta relación entre la danza y el tiempo. En su obra Libro dell'arte del danzare ("una mezcla de manual didáctico y de summa esotérica", en palabras de Agamben), Domenico de Piacenza enumera los elementos constitutivos del arte de la danza: medida, memoria, agilidad, manera (carácter que imprime al baile cada bailarín), dominio del suelo (uso del espacio de acuerdo con los cánones clásicos de proporciones matemáticas) y "fantasmata". En un italiano poético difícilmente traducible, este tratadista del siglo XV define "fantasmata" como una destreza corporal gracias a la cual el bailarín se mueve con inteligencia de la medida y se detiene cada cierto tiempo como si hubiera visto la cara de la Medusa. En esos momentos, el bailarín se vuelve de piedra, pero inmediatamente después, se recupera y prosigue su baile, tratando de aplicar el resto de los elementos constitutivos de la danza. "Domenico llama 'fantasmata', explicó Giorgio Agamben, a una interrupción repentina entre dos momentos, una pausa que contiene virtualmente, la memoria -pasada, presente y futura- de toda la escena coreográfica".
El término "fantasmata" procede de la doctrina aristotélica de la memoria que tuvo una gran influencia sobre la filosofía medieval. Aristóteles establece una conexión entre tiempo, memoria e imaginación, pues afirma que sólo los seres que perciben el tiempo, pueden recordar. Y para recordar utilizan la misma facultad con la que perciben el tiempo: la imaginación. La memoria, según el pensador griego, no es posible sin imágenes ("sin fantasmata"). Y esas imágenes, añade, pueden llegar a mover el cuerpo. Domenico de Piacenza, que también fue coreógrafo, define la danza como un acto que genera una interrupción (una suspensión) del movimiento y del tiempo. "Pero esa interrupción, matizó Giorgio Agamben, está cargada de tiempo. De un tiempo que es pura inminencia y pura memoria, nunca acontecimiento presente". Esto es, la danza no tiene lugar, no ocurre cuando ocurre, sino en otro tiempo (en un "tiempo otro"), antes y/o después del marco temporal cronológico en el que se ejecuta.
Imagen de "The greeting", de Bill ViolaPara tratar de analizar esta relación especial entre imagen y tiempo, Giorgio Agamben rememoró su visita a la exposición The Passions de Bill Viola, donde el creador neoyorquino reflexiona sobre el tema de la expresión y representación de las emociones. Una parte importante de las video-instalaciones que integraban la muestra, reproducían cuadros con motivos religiosos de pintores de los siglos XV y XVI (entre ellos Alberto Durero). "A primera vista, recordó Giorgio Agamben, las imágenes parecían inmóviles, pero después de unos segundos descubrí que imperceptiblemente se movían, que nunca habían estado quietas, sólo sometidas a una extrema ralentización".
En un trabajo anterior (The greeting, que se presentó en la Bienal de Venecia de 1995) Bill Viola recrea La Visitación (1528-1529), una pintura manierista de Pontormo en la que aparecen tres mujeres entrelazadas. En una sola toma de diez minutos de duración, la cámara se acerca a ellas muy lentamente, hasta componer el tema iconográfico de la trinidad. Según Agamben, lo interesante de esta obra no es sólo la sorpresa que causa la animación de una imagen que estamos acostumbrados a ver inmóvil, sino su capacidad de transformar la naturaleza misma de la imágenes. Cuando el tema iconográfico de la trinidad se re-compone definitivamente y el movimiento, leve pero continuo, de la cámara se detiene, la imagen, que está cargada de tiempo, se desborda y explota. El vídeo genera una especie de temblor en el que cada instante profetiza su desarrollo futuro y evoca sus gestos precedentes. "Bill Viola, explicó Giorgio Agamben, no introduce las imágenes en el tiempo, sino el tiempo en las imágenes". Porque igual que el baile de Pastora Imperio que fascinó a Ramón Gaya, las imágenes de Viola no ocurren en el tiempo, sino que están hechas de tiempo, son tiempo en sí mismas.
Pero, ¿qué es el gesto? Antes de desarrollar su punto de vista sobre este concepto, Giorgio Agamben recordó que a finales del siglo XIX, la burguesía occidental había comenzado a percibir, aunque fuera de forma inconsciente, que estaba perdiendo sus gestos. De hecho, para el autor de El Hombre sin contenido o El lenguaje y la muerte, muchos aspectos importantes de la cultura europea de finales del siglo XIX y principios del siglo XX -desde el baile de Isadora Duncan a las novelas de Marcel Proust, pasando por el cine mudo o el flamenco- reflejan un último intento de recuperar y reinventar esos gestos perdidos.
En el marco del seminario Flamenco, un arte popular moderno, Agamben propuso dos definiciones de gesto. Por un lado, lo definió como "algo que no ocurre ni pasa, que no se puede hacer y actuar, sino solamente deshacer e inactuar". Es decir, no es un medio hacia un fin, ni un fin en sí mismo, sino un "medio puro". La danza es gesto precisamente porque exhibe el carácter de medio de los movimientos corporales. Y a través de esa exhibición, se deshace, desmiente su propio ocurrir, convirtiéndose en medio puro, en medio sin fin. Bailar supone quedar suspendido entre el recuerdo (venir), el acontecimiento (devenir) y lo potencial (porvenir), alcanzar un umbral de indistinción en el que se funden y confunden pasado (lo que fue), presente (lo que es) y futuro (lo que será). "Y por eso mismo, la danza es inagotable", subrayó Giorgio Agamben.
Por otro lado, para Giorgio Agamben el gesto es lo que en cada acto expresivo queda sin expresión. O en otras palabras, el vacío expresivo que permanece en el núcleo de todo discurso, la imposibilidad de alcanzar una comunicación plena. Por ello, el filósofo italiano piensa que el gesto se puede describir como el gag del lenguaje humano. Término (gag) que en su acepción original remite a algo que se mete en la boca para impedir la palabra, y que en su uso en el mundo del teatro, hace referencia a la improvisación de un actor para subsanar un vacío de su memoria o una imposibilidad de hablar. En este sentido, Giorgio Agamben recordó que según los teóricos de la comedia del arte italiana, el gesto del Arlequín no tenía nada que ver con la historia que se desarrollaba en la escena, sino que, a modo de gag, interrumpía los actos expresivos de los actores.
Retomando la descripción del gesto de Pastora Imperio, para el autor de Estancias es necesario comprender que la creación del lugar que sugiere Ramón Gaya ("un lugar donde el baile podrá ocurrir") no implica que haya dos tiempos (uno presente y otro futuro) en el sentido cronológico. La creación de ese lugar nos remite a un tiempo que está por dentro del tiempo. Un tiempo interior -"mesiánico"- que produce una suspensión (un vacío, una pausa) del tiempo cronológico. "El baile, señaló Giorgio Agamben en la fase final de su intervención en Flamenco, un arte popular moderno, no se desarrolla en el tiempo cronológico, sino que representa el tiempo que el tiempo tarda en acabarse, el tiempo que el tiempo emplea en cumplirse. Por eso el flamenco no tiene lugar". Y del mismo modo que nos es imposible ver el lenguaje, no podemos ni podremos nunca ver el baile. Tenemos que conformarnos con evocarlo e invocarlo, con "recordarlo y prometerlo".
 Giorgio Agamben         

miércoles, 3 de julio de 2013

UNA DEGENERACION CATASTRÖFICA

              

                            Un Comentario de la clase 10 del Sem. 21 de Lacan
                                 (inédito, en la versión circulante pag. 125, 126, 127)

 
“En Roma prometí, para ya no sé cuándo, dar una conferencia sobre el amor y la lógica. Al prepararla advertí la enormidad de lo que soporta mi discurso, pues prácticamente no hay nada que me haya parecido dar cuenta de ello en el pasado, por poco que fuere. Advertí que al fin de cuentas no por nada Freud, en lo que yo citaba la vez pasada, el intitulado Psicología llamada justamente "de las masas" y Análisis del Yo, confronta la identificación con el amor, y sin el menor éxito, para intentar tornar aceptable que el amor participa de una u otra manera de la identificación. (1)
Sencillamente, allí está indicado que el amor tiene que ver con lo que yo aislé bajo el título de Nombre-del padre. Es muy extraño. El Nombre-del padre al que antes aludí irónicamente, cuando dije que tendría relación con la antigüedad de la familia, ¿qué puede ser? ¿Qué es lo que el Edipo, el susodicho Edipo, nos enseña sobre esto? (2)
Y bien, no pienso que esto pueda abordarse de frente. Por ello, en lo que hoy proyecté decirles, y sin duda en razón de una experiencia que a mí mismo me había fatigado, quisiera mostrarles cómo se amoneda ese nombre, ese nombre que en pocos casos no vemos al menos reprimido. (3)
Para llevar ese nombre no basta que aquella en la que se encarna el Otro, el Otro como tal, el Otro con 0 [A] mayúscula, aquella digo en quien el Otro se encarna —no hace más que encarnarse, encarna la voz— a saber, la madre, la madre habla, (4)
la madre por la cual la palabra se transmite, la madre, hay que decirlo, es reducida a traducir ese nombre (nom) por un no (non), justamente, “el no” que dice el padre, lo que nos introduce en el fundamento de la negación. (5)
Cabe preguntarse si se trata de la misma negación que forma círculo en un mundo, que al definir alguna esencia, esencia de naturaleza universal, o sea lo que se soporta del todo, —justamente rechaza, ¿qué rechaza?— fuera del todo, llevado por ello a la ficción de un complemento al todo, y hace a todo hombree responder: por eso (. . .) lo que es no-hombre, ¿no se siente acaso que hay una abertura (béance) de ese no lógico al decir-no?.  Al decir-no proposicional, dirija yo, para soportarlo. A saber, lo que hago funcionar, en mis esquemas, acerca de la identificación sexual, o sea que todo hombre no puede confesarse en su goce, es decir en su esencia, fálica para llamarla por su nombre, que todo hombre no llega sino, al fundarse sobre esta excepción, de algo, el padre, en tanto que proposicionalmente él dice "no" a esa esencia. (6)
El desfiladero del significante por el cual pasa al ejercicio ese algo que es el amor, es muy precisamente ese Nombre del Padre que sólo es no a nivel del decir, y que se amoneda por la voz de la madre en el decir no de cierto número de prohibiciones; esto en el caso, en el feliz caso, aquél donde la madre quiere, con su pequeña cabeza, proferir algunos cabeceos.(7)
Hay algo cuya incidencia quisiera indicar. Porque se trata del sesgo de un momento que es aquel que vivimos en la historia. Hay una historia, aunque no sea forzosamente la que se cree, lo que vivimos es muy precisamente esto: que curiosamente la pérdida, la pérdida de lo que se soportaría en la dimensión del amor, (8)
si es efectivamente no la que yo digo —yo no puedo decirla—, a ese Nombre del Padre se sustituye una función que no es otra cosa que la del "nombrar para" [nommer á. Ser nombrado para algo, he aquí lo que despunta en un orden que se ve efectivamente sustituir al Nombre del Padre. Salvo que aquí, la madre generalmente basta por si sola para designar su proyecto, para efectuar su trazado, para indicar su camino.(9)
Si definí el deseo del hombre por ser el deseo del Otro, esto es lo que se señala en la experiencia. E incluso en los casos donde, por azar, ocurre que por un accidente ella no esté más allí, es sin embargo ella, ella, su deseo, lo que señala a su crió ese proyecto que se expresa por el "nombrar para". Ser nombrado para algo, he aquí lo que, para nosotros, en el punto de la historia en que nos hallamos, se ve preferir —quiero decir efectivamente preferir, pasar antes— lo que tiene que ver con el Nombre del Padre.(10)
Es bien extraño que aquí lo social tome un predominio de nudo, y que literalmente produzca la trama de tantas existencias; (11)
él detenta ese poder del "nombrar para" al punto de que después de todo, se restituye con ello un orden, un orden que es de hierro; (12)
¿qué designa esa huella como retorno del Nombre del Padre en lo Real, en tanto que precisamente el Nombre del Padre está verworfen, forcluido, rechazado? ;(13)
y si a ese título designa esa forclusión de la que dije que es el principio de la locura misma, ¿acaso ese "nombrar para" no es el signo de una degeneración catastrófica?”(14)

COMENTARIO
 
(1) Pareciera que Lacan va a tratar de articular dos cosas bien distintas desde la psicología: Amor y Lógica. Refiere que justamente Freud llama Psicología a algo que tiene que ver con las masas y con el Yo, y que la relación entre amor e identificación en su razonamiento no es para nada aceptable (amor que no se resuelve en el objeto y que vía de la regresión terminaría en identificación)

(2) El amor es relacionado con el padre en ese texto de Freud, en la primera identificación, la preedípica, esto “es muy extraño” dice. La identificación secundaria al rasgo unario como Lacan lo plantea en el seminario de la identificación, es al padre pero es mas allá del amor, puede ser por odio etc. Entonces se pregunta que nos puede enseñar Edipo sobre esto?

(3) Entonces comienza con un rodeo, y refiere que El Nombre del Padre se amoneda, esta es la novedad. Que se amoneda puede darnos a entender que se cifra, se acuña, y esa cifra puede circular y hacer lazo social. Los pocos casos que no vemos reprimidos ese nombre es la psicosis.

(4) La madre es el primer Otro que habla y mas allá de ocupar el lugar de las leyes del lenguaje encarna: La Voz. Es decir algo real, del objeto real se anudan en la madre.

(5) La madre encarna el fundamento de la negación al encarnar un “NO” que traduce el NO del Padre. Es decir si amoneda el Nombre del Padre es que transmite esta negación, que no es un no gramatical, sinó que tiene que encarnarlo con algo del cuerpo.

(6) En estos párrafos Lacan se pregunta si este no, no es idéntico al no lógico, proposicional, y termina confirmando que es su fundamento.
Es decir que con este no. la madre abre la posibilidad de que el humano entre en el razonamiento. La lógica del Todo y del No-Todo.
Es decir que ese NO que amoneda el Nombre del Padre es otra forma de introducir la castración. La esencia que tiene su limite en una excepción.

(7) después de estos rodeos Lacan precisa que ese Nombre del Padre que Hace que el desfiladero del significante pase, se inscriba, es El Amor.
 Y vuelve a recalcar el papel fundamental que tiene el decir de la madre, su decir, no sus dichos es decir algo que se hace con el cuerpo y por eso trae los cabeceos que pueden traducir esa Negación.
El Amor además como algo practicable, no se trata de ninguna ficción idealizante, ni de ningún sentimiento, se trata de una ejercicio del amor.

(8) Aquí se señala como en la historia este amonedamiento del Nombre del padre con Amor se esta perdiendo y esto tiene una incidencia en la subjetividad de la época.

(9) Sustitución en la época histórica que nos toca vivir del Nombre del Padre que hace del Amor algo ejercitable por una función “Ser Nombrado Para...”
Este Ser Nombrado Para... como sustitución del Nombre del Padre implica el despuntar en lo social de Un Orden Nuevo, que la madre sola puede designar y efectuar su trazado.
Es decir ese orden que se impone en lo social es cuando la madre no traduce el Nombre del Padre y Nombra por sí sola el proyecto de su deseo.
Podríamos acá recordar cuando Lacan plantea cuando el deseo de la madre es una Ley de capricho o en el seminario 17, donde plantea que su deseo es la boca de amenazante del cocodrilo que hace Estrago.

(10) En estos párrafos plantea que existe algo que es del orden de la elección: “de preferir” pasar antes El Nombre del Padre o este Nombrar para...

(11) Lo social anuda en la constitución subjetiva. Habría un anudamiento por el Nombre del Padre y un anudamiento a través de ser nombrado para...
Y en este último caso no podemos dejar de leer una nominación utilitaria: Te nombro para... y en esos puntos suspensivos podríamos poner su utilidad social? Para que discurso Amo? lo que Lacan llama en su seminario XVII el nuevo amo  universitario?

(12) Ese nuevo Orden que sustituye al Nombre del Padre es un Orden, es decir no es el caos, es una ley, pero ese Orden, nos dice, es de Hierro: Un Orden sin amor ejercitable.

(13) Nuestra época signada por la forclusión del Nombre del Padre implica la emergencia en lo real de este Orden de Hierro, donde ser Nombrado para... cobra un sentido estabilizante del sujeto y la estructura social del nuevo discurso Amo.
Pero aquí Lacan se pregunta por la huella de verdad que esto estaría mostrando.

(14) Y con signos de pregunta se responde: Es el signo de una degeneración Catastrófica.
Decir Estrago es poco. Degeneración catastrófica nos lleva a pensar sujetos y sujetos por generaciones surgidos con una tara devastadora: Una Ley de Hierro que hace un nudo donde las relaciones humanas se vayan transformando en producción para el Amo sin ningún amor ejercitable. En una identidad maquinal donde lo único que importa es realizar el programa para el cual lo social nos marcó.

Para terminar este comentario Lacan en este mismo Seminario, en la clase siguiente, vuelve al tema: alertando que muchas Escuelas de Psicoanálisis están tomando esta dirección y que: “Uno no puede Ser Nombrado Para... el psicoanálisis”.

Intentaremos ahora graficar estas consideraciones de Lacan:

El cambio que produce en la época lo que llamamos Degeneración Catastrófica tiene los siguientes parámetros:

1) El Otro no funciona como Nombre del Padre Amonedado, El Otro responde a Una Ley DE Hierro.

2) Como consecuencia La identificación al Ideal cae y es sustituida por El Ser Nombrado Para... lo que el Amo actual mande servir.

3) Esto implica una perdida de un amor practicable en el vinculo social que sería reemplazo por un vinculo maquinal, y funcional.

4) Esta Ley de Hierro implica un Otro de Goce que aplasta el deseo y la significación del sujeto va a estar dada por una regresión narcisista al estadio del espejo bajo la forma de cinismo o sumisión.

5) El objeto técnico sustituye a los objetos del deseo, y entonces el narcisismo se tapona con los gagets y las marcas que el capitalismo amontona, produciendo una identidad siliconada.

(Aquí viene el grafo del deseo modificado)

                                                                               Ernesto Pérez